Es fin de año, su día último. Termina 2016. Hago, hacemos balance. Son días de reuniones, de comidas, de amigos, de presentes, de ausentes. Días de leyendas, de canciones, de belenes con recién nacidos, reyes y pastores, con gente que huye y se refugia en un portal. Son días de hablar, de hablarnos y contarnos cosas. De usar palabras. También en mi caso, escritas.

Palabras que oímos desde el vientre de la madre a partir de la semana 20 de embarazo. Palabras de acogida, de rechazo, de júbilo, de promesas, cargadas de aire y de silencios, de vibraciones. Estoy convencido de que las palabras protegen al niño no nacido aún. Las palabras tienen magia. Tenemos el poder de nombrar a cada cosa. Ese es nuestro poder humano, el que nos hace sociales, vulnerables, invencibles, buenos, malos. Por eso escribo a veces sobre niños, que a los 7 meses de vida dicen mamá, papá y en unos meses, a los 2 años inician una verdadera carrera contrareloj para expresarse por medio de ellas.

Voy a contaros una historia.

Un pastor estaba en la montaña pintando su cayado cuando vió venir una loba derechita a su manada: ¡Detente, loba, detente, no seas desvergonzada.! ¡Tengo siete cachorros y una perra trujillana.! ¡Aupa mis siete cachorros y la perra trujillana que si me la agarrais bien la cena teneis doblada! La corrieron siete leguas por una vega muy llana y la corrieron otras siete entre cerros y vaguadas. Al pasar un arroyuelo la agarró la trujillana. La cena les fue doblada.

Este es un resumen narrado de un antiguo romance castellano en verso. Viene a cuento porque tengo en mis manos un libro hermoso y difícil. Lo escriben juntos los doctores J.Mateu y P. Castells. Son pesos pesados en nuestro colectivo pediátrico. Aconsejo visitar sus perfiles en la red. «El niño diferente», publicado en 2002 con ISBN 84-607-5322-0 , es de una rabiosa actualidad cambiante a pesar de estar editado hace unos años.

Enumero parte del índice para que se entienda de qué hablo. Me tomo la libertad de no emplear el mismo orden original:

El niño solitario. El niño adicto a internet. El niño enganchado a la televisión? tartamudo? miedoso? zurdo? agresivo? mentiroso? de sexualidad incierta o no definida o distinta? que no oye bien? inmigrante? superdotado? que se masturba obsesivamente? que no juega? muy vulnerable a los accidentes? abusado sexualmente? maltratado? con fobias y obsesiones? con tics? acosado en la escuela, instituto? que ve mal? disléxico, etc, etc.

Así hasta 52 capítulos como si propusieran uno por semana. Análisis, palabras, enfoques. Todo menos rendición. Todo menos desalieto. Valentía, sagacidad, ternura, rigor. Pienso si no habrá sido el pastor del romance un niño de los que hablamos, alejado en el monte. Gracias J.Mateu y P.Castell por abordar lo que se esconde, lo que no brilla.

Tras la relectura en vacaciones de este libro soy más consciente de que las palabras son puertas que se abren y puertas que se cierran. Las palabras son los signos que leemos cuando seguimos el vuelo de los cormoranes en el cielo y nos llevan a otra parte, a la dirección secreta de los enigmas.