Hoy nos referiremos a la Mesoplastia facial, una innovadora técnica que está revolucionando los tratamientos estéticos dirigidos al rejuvenecimiento facial. En este tratamiento se añade la acción de la mesoterapia superficial en el proceso de hidratación facial, estimulación de las defensas de la piel, nutrición y regeneración de los tejidos, y relleno de las arrugas de expresión. Esta técnica combina además diversos productos para lograr potenciar los resultados.

Efecto flash al rostro

En este artículo nos interesa aclarar los pasos idóneos para llevar a cabo este novedoso tratamiento. En primer lugar, se utilizan complejos vitamínicos que hidratan y dan un efecto flash al rostro. También se aplica ácido hialurónico para rellenar e hidratar la dermis, con lo que se consigue corregir las arrugas de expresión y crear una serie de columnas tensionales que crean un efecto lifting.

Plasma rico en plaquetas: el gran aliado

En este proceso cobra importancia el plasma rico en factores de crecimiento plaquetario que, obtenido de una pequeña muestra de volumen de sangre de la propia paciente, aporta una serie de sustancias bio-estimulantes con el fin de potenciar y acelerar la regeneración de los tejidos. Y, por último, se aplica toxina botulínica en los músculos faciales más hipertónicos, tratando así las arrugas dinámicas o de expresión.

Resultado: prevención y regeneración

El tratamiento se aplica en la piel de la cara, cuello y escote, con el fin de estimular la regeneración de los tejidos. Al mismo tiempo se produce un aumento del grosor, tersura y luminosidad de la piel, mitigando también los efectos del proceso de envejecimiento. La Mesoplastia facial se puede aplicar a partir de los 35 años, a nivel preventivo, para ralentizar el proceso de envejecimiento, y a partir de los 45 años, con fines regenerativos y correctivos.