Sabe que la población que nuestro país envejece; ello supone que el número de personas que va a sufrir un ictus progresa sin cesar. Estos pacientes se sumarán a los que ya lo padecen, lo que supone unos 250 por cada 100.000 habitantes. Esta enfermedad es la segunda causa de muerte en España (la primera para las mujeres). Cada catorce minutos fallece aquí un enfermo por ictus.

Pero, ¿qué es el ictus? Es la lesión cerebral producida por el daño de los vasos que le llevan o le recogen la sangre. Cuando eso sucede, las células que lo componen, las neuronas, se quedan sin el oxígeno que necesitan y que los hematíes le llevan. En pocos minutos se dañan de forma irreversible, siendo fundamental la actuación médica precoz para limitar el daño. De hecho en nuestra comunidad se instauró el código ictus que coordina la actuación de los servicios de emergencia y los centros hospitalarios para asegurar que los pacientes con ictus reciben una asistencia rápida y eficaz.

Hay varios tipos de ictus. Si la lesión surge porque se tapona una arteria se habla de ictus isquémico. Con menos frecuencia se producen por la obstrucción de las venas. Si el vaso se rompe se habla de ictus hemorrágico. La causa más frecuente del ictus hemorrágico es la hipertensión arterial, siendo menos frecuente una malformación en el vaso o un tumor que lo destruye.

¿Qué debemos hacer para no padecerlo?: es clave que nuestros «tubos» estén limpios. Eso no sucede si las arterias se llenan de grasa. Es lo que llamamos arteriosclerosis, que en griego significaría arterias duras o pétreas, ya que «escleros» es duro y «atero», grasa. Si esto ocurre pierden elasticidad, se hacen rígidas y disminuye su luz con lo que la sangre debe caminar por un tubo más angosto y es más fácil que se ocluya. Las venas se tapan si la sangre deja de ser liquida. Cuando la sangre se coagula en el interior de un vaso se produce un trombo. Estos trombos pueden producirse también en el corazón (sobre todo en personas con arritmia). Los trombos cardiacos pueden soltarse y obstruir alguno de los vasos que llevan la sangre al cerebro, produciendo una embolia. El resultado final es que no llegar la sangre a una zona del cerebro, a la misma le falta oxígeno, las neuronas sufren y se lesionan. Si la obstrucción dura poco tiempo no ocasiona destrucción neuronal y se llama isquemia transitoria (en inglés TIA: transitory ischaemic attack), frente a la lesión con destrucción de neuronas que se llama ictus (en inglés stroke).

Es muy importante que nuestras arterias estén limpias toda la vida. Ello se consigue con una dieta sana (evitando las grasas saturadas que abundan en la mantequilla, yemas de huevo, pastelería industrial, limitando la ingesta de queso curado), no fumando, vigilando la tensión arterial para que esté controlada y si somos diabéticos ajustando el nivel del azúcar. A ello hay que añadir una actividad física regular, sin excesos. Para evitar trombosis hay análisis que permiten conocer como coagula nuestra sangre.

Si se detecta tendencia a la trombosis arterial o venosa puede administrarse heparina (que requiere inyecciones), anticoagulantes orales como el sintrom, o los nuevos, los nacos, que tienen un manejo más sencillo. Para prevenir la obstrucción arterial, se utilizan los antiagregantes plaquetarios (aspirina o similares) que impiden que las plaquetas, células de la sangre con gran papel en las trombosis, actúen.

¿Cómo se expresan los ictus?: de forma muy diversa según la zona dañada por la lesión del vaso. A veces la persona pierde la fuerza o la movilidad de un de hemilado del cuerpo, o una extremidad, localizadas en el lado opuesto al de la lesión del cerebro. En otras puede haber crisis convulsivas, inestabilidad, mareo, dificultades para hablar, o no lo que dicen, o desviación de la boca hacia un lado.

Y ¿cuándo se producen?: los más frecuentes, producidos por daño en los vasos, suelen aparecer las personas mayores aunque en algunas ocasiones puede aparecer en personas jóvenes.

¿Que le recomendamos?: lo descrito referido a la vida sana y el control estricto de los factores que lo favorecen. Y si hay sospecha de su aparición debe contactar con urgencia con el 112. De esta manera y en caso necesario se activará el Codigo Ictus, y será conducido a un centro sanitario donde a la mayor brevedad posible se le realizarán las pruebas necesarias para confirmar el diagnóstico y se le aplicarán con urgencia los tratamientos necesarios para disminuir las secuelas.

¿Qué pasa luego?: salvo en los ictus transitorios, muchos pacientes tienen daños permanentes y es posible que requiera ayuda para su recuperación. El proceso puede ser lento, será preciso llenarse de paciencia y acudir a sesiones de rehabilitación.