La Epicondilitis o «Codo de tenista» es una lesión de los músculos y tendones en la cara lateral del codo, provocada por un exceso de uso o por sobreesfuerzos repetitivos en dicho nivel. La contracción de las fibras musculares del antebrazo genera una tensión localizada en los puntos de inserción, provocando un dolor en el epicóndilo y cara lateral del codo que puede irradiar al antebrazo.

Esta lesión no es exclusiva de deportes de raqueta, ya que se da también en otros deportes y es muy frecuente en el mundo laboral, asociándose a profesiones que tienen un uso repetitivo de la mano y el codo: cocineros, carniceros, pintores, mecánicos, fontaneros, etc.

¿Cuál es su causa?

Estudios recientes han asociado esta patología con el daño concreto de un músculo llamado Extensor carpi radialis brevis, en su inserción en el epicóndilo. Muchas personas con codo de tenista participan en actividades laborales o recreativas que requieren el uso repetitivo y vigoroso del músculo del antebrazo. Además, la epicondilitis aparece prácticamente por igual en hombres que en mujeres, siendo la edad más frecuente de aparición entre los 35 y 50 años.

¿Qué síntomas aparecen en la epicondilitis?

Los síntomas más frecuentes del codo de tenista son el dolor a nivel cara lateral del codo, la pérdida de fuerza de agarre y la limitación para hacer actividades que precisen de fuerza y giro de muñeca. Los síntomas suelen aparecer de forma gradual. El dolor empieza siendo leve y progresivamente empeora a lo largo de semanas y meses.

¿Cómo se diagnostica la

lesión?

El diagnóstico es fundamentalmente clínico, es decir, que a través de una adecuada anamnesis y junto a unas maniobras exploratorias concretas puede ser suficiente para poder establecer dicho diagnóstico. En ocasiones cabe solicitar pruebas complementarias como radiología simple, ecografía, resonancia magnética y electromiograma para poder distinguirlo de otras causas de dolor en la región del codo: Plica sinovial, compresión nervio Interóseo posterior, lesión cartilaginosa en el cóndilo humeral, radiculopatía cervical, etc.

¿Cuál es el tratamiento idóneo?

La recuperación en la epicondilitis suele ser lenta y durar varios meses. A pesar de ello, la gran mayoría responde de forma favorable a un tratamiento conservador. Es importante acudir de forma precoz a un médico especialista, para poder diagnosticar dicha lesión y diferenciarla de otras patologías que requieren de un tratamiento diferente. Iniciar un tratamiento adecuado es la forma de evitar que la lesión se convierta en crónica.

Inicialmente se pauta unos ejercicios específicos de estiramiento y fortalecimiento, se instaura un programa de fisioterapia, con una órtesis de codo o brazalete epicondileo en aquellas personas con actividad laboral o deportiva. Dichas medidas, junto a técnicas de Infiltración local y medidas de suplementación con nutrientes, permiten conseguir la curación en aproximadamente un 90-95%.

La cirugía se indica cuando no hay respuesta al tratamiento conservador. Hoy en día, existen técnicas percutáneas (cirugía de mínima incisión), así como técnicas de cirugía por artroscopia en los casos indicados, que permiten una recuperación precoz y sin dolor. Actualmente se está investigando la efectividad que tiene el plasma rico en plaquetas (PRP) en el tratamiento de la epicondilitis. El PRP es una preparación desarrollada a partir de la propia sangre del paciente. Contiene una alta concentración de proteínas llamadas factores de crecimiento que son muy importantes en la recuperación de lesiones.