La angina de pecho es un síndrome clínico que sucede cuando hay un desequilibrio en el corazón entre las necesidades y la llegada de oxígeno debido a una isquemia que disminuye el volumen de sangre hasta el órgano por un estrechamiento (estenosis) de las arterias coronarias. Quienes padecen una angina de pecho en la mayoría de los casos reúnen uno o varios factores de riesgo coronario como hipertensión, tabaquismo, diabetes o hipercolesterolemia.

Según explica a Infosalus el doctor David Vivas, cardiólogo del Hospital Universitario Clínico San Carlos de la Comunidad de Madrid, los síntomas de una angina de pecho son un dolor centro-torácico opresivo, algo que los pacientes describen como opresión en el pecho, que se irradia hacia el miembro superior izquierdo y el cuello y se acompaña de otros síntomas como fatiga o dificultad para respirar (disnea), náuseas o vómitos y en ocasiones pérdida de conocimiento y palpitaciones.

Se trata de un proceso continuo que si progresa puede producir un infarto de miocardio. Para su diagnóstico se realizan pruebas complementarias y en sangre para examinar si existe una elevación de las enzimas cardíacas, lo que indicaría que se ha producido un infarto agudo de miocardio.

Se habla de dos tipos de angina de pecho, la forma estable y la inestable. En el primer caso se trata del dolor que se presenta en el mismo umbral de actividad física o ejercicio, no progresa y se suele mantener bajo observación para su valoración. Cuando se trata de una angina de pecho inestable que se presenta en reposo o progresa en intensidad o duración de forma rápida es necesario acudir a urgencias de forma inmediata pues entraña mayores riesgos.

Dolor torácico, común en otras patologías

El dolor torácico asociado a la angina de pecho e incluso al infarto de miocardio puede deberse a otras causas clínicas como neumonía, problemas digestivos o cuadros de ansiedad y pánico así como otros trastornos cardíacos como la pericarditis, más común en personas jóvenes sin factores de riesgo cardiovascular.

"Es muy raro que un dolor torácico se mantenga durante 24 horas aunque sí existen pacientes que llegan tras 7 a 10 días de molestias intermitentes. Ante cualquier duda hay que acudir al centro de salud donde una primera valoración incluirá un electrocardiograma que en las urgencias hospitalarias se completa con un análisis de sangre para examinar los niveles de enzimas cardíacas", apunta el cardiólogo.

Aunque el estrés no se considera un factor de riesgo cardiovascular por sí mismo sí hay que tener en cuenta que en las personas con factores de riesgo como hipertensión o tabaquismo las situaciones estresantes se han asociado con la incidencia de la angina de pecho.

Tres líneas de actuación para la angina de pecho

Existen medicaciones que facilitan la llegada de sangre al corazón con el consiguiente aumento del aporte de oxígeno, se trata de los nitratos, betabloqueantes y antagonistas de calcio.

La segunda opción se plantea cuando el paciente no responde a estos tratamientos, se trata entonces de una angina de pecho grave o un infarto de miocardio que requieren de un cateterismo. La intervención constituye una prueba invasiva que estudia las arterias del corazón y según sea su estrechamiento (estenosis) se opta o no por una revascularización coronaria o 'by-pass' para aportar más sangre y oxígeno al corazón.

Se realiza mediante una intervención percutánea denominada angioplastia para la colocación de un 'stent'. En el proceso se introduce un catéter hasta la zona arterial afectada que coloca una especie de globo diminuto que se infla hasta dilatar la estrechez y en su lugar se instala un 'stent', un dispositivo con forma de muelle que da soporte a la arteria para que se mantenga firme y abierta.

En tercer lugar hay que tener presente la necesidad de un tratamiento preventivo para evitar más episodios y mejorar el pronóstico del paciente a través de fármacos antiagregantes (aspirina) o estatinas que tienen la capacidad de aumentar la supervivencia.

La probabilidad de recurrencia dependerá de la enfermedad de base del paciente y es alta si no se corrigen los factores que han llevado a este episodio cardiovascular como el tabaquismo, la hipertensión, diabetes u obesidad.

Las novedades que se espera se incorporen a la clínica del tratamiento de las anginas de pecho son los nuevos tipos de 'stent' bioabsorbibles compuestos de mallas que desaparecen en el organismo de forma natural y que pueden evitar las complicaciones que se presentan en algunos casos con los actuales dispositivos. Además, aunque en un nivel muy incipiente, existen estudios que están valorando los tratamientos con células madre para regenerar las zonas dañadas del corazón.