A lo largo de las dos décadas de experiencia que llevo al frente de la Unidad de Acné del CDE he tratado de neutralizar en cuantos foros me ha sido posible los dos errores más extendidos que se suelen cometer popularmente al referirse al acné. El primer equívoco es considerar el acné como una especie de circunstancia inevitable de paso por la adolescencia. Sobre esta cuestión voy a ser tajante una vez más: el acné es una enfermedad y debería ser tratado como tal. De hecho, sí lo hiciéramos y desde los primeros síntomas, y pusiéramos a nuestros hijos en manos de un especialista, seguramente, conseguiríamos minimizar sus efectos físicos y psíquicos. La segunda de las confusiones habituales sobre esta enfermedad tiene que ver precisamente con la idea extendida de que ésta sólo afecta a adolescentes y se cura con la edad. Mi tribuna de hoy quiero dedicarla precisamente a este falso mito. Si bien el acné cursa habitualmente en la pubertad, en determinados casos, la enfermedad puede manifestarse en adultos y sus efectos físicos y psicológicos suelen ser aún más devastadores para quienes la padecen.

Características diferenciales

El acné en edad adulta afecta en mayor medida a las mujeres y suele presentarse de forma diferente al que se sufre en la adolescencia, sobre todo, en el rostro. En los adultos la enfermedad, comúnmente, aparece en la zona U, es decir, en los ángulos mandibulares, la zona peribucal y el cuello. El acné del adolescente, dependiendo del grado de afectación de cada paciente, se suele presentar prevalentemente en la llamada zona T: frente y nariz.

En los adultos se suele manifestar con lesiones más inflamatorias y profundas: pústulas e incluso quistes dolorosos. Debido a las diferencias entre la piel de los adultos y los adolescentes en los primeros existe mayor probabilidad de que se produzcan cicatrices deprimidas o manchas.

Tipos de acné tras la adolescencia

Existen tres tipos de acné postadolescente:

El acné persistente: es el más frecuente y, como indica su nombre, tiene su inicio en la adolescencia y se mantiene en el tiempo hasta la edad adulta (en muchos casos por no haberse tratado a tiempo).

El acné de comienzo tardío: aparece por primera vez en personas mayores de 25 años que no habían sufrido la enfermedad con anterioridad.

El acné de recaída: se produce en pacientes que después de haber curado su acné, éste vuelve presentarse años más tarde.

Causas

Las causas del acné en adultos pueden ser variadas. Es importante realizar un completo estudio clínico que nos ayude a determinar su origen y prescribir el tratamiento más adecuado en cada caso. Algunas de las causas más frecuentes son:

Uso de cosméticos inapropiados. Resulta básico utilizar cosméticos indicados para nuestro tipo de piel para evitar que obstruyan los poros. Deberíamos usar productos no comedogénicos y «oil free» para evitar que el acné empeore.

Desequilibro hormonal. El aumento de hormonas androgénicas en la mujer favorece una mayor producción de sebo que obstruye el folículo y genera acné. Con frecuencia esta circunstancia está asociada con el Síndrome de Ovario Poliquístico.

Dieta desequilibrada y estrés. Hay estudios que correlacionan menús con exceso de grasas y estilos de vida agitados con el acné postadolescente.

Predisposición genética. El acné en adultos puede ser un síntoma de diabetes tipo 2; es un indicador de un estado metabólico hiperactivo: el cuerpo trata de procesar un exceso de calorías, principalmente azúcar.

Tratamientos

Las diferencias entre el acné adolescente y el adulto hacen que su tratamiento, en ocasiones, también deba ser distinto. Una vez más, la clave esta en la personalización y, como he dicho antes, para ello solo hay un punto de partida: un diagnóstico preciso.

En el Centro Dermatológico Estético disponemos de un amplio abanico de estrategias terapéuticas que ofrecen resultados muy satisfactorios: antibióticos orales, tratamientos para regular el sistema hormonal, peelings químicos o terapias de abrasión y microdermoabrasión, plataformas láser médicas, extracción de comedones, fototerapias con luces púrpura y azul, etcétera.

Finalmente es importante tener paciencia. Muchas personas se desesperan cuando llevan solo unos días de tratamiento y no acaban de ver resultados. Es crucial seguir la pauta médica prescrita de forma correcta y constante para poder apreciar mejorías, a veces, en un plazo medio.