El ámbito de la comunicación no verbal es el objeto de estudio de la Sinergología, un método de análisis de los gestos, actitudes corporales y micromovimientos que se realizan de una forma no plenamente consciente. En la actualidad se utiliza en interrogatorios a sospechosos por las fuerzas y cuerpos de seguridad estatales, pruebas periciales sobre la veracidad de testimonios o en procesos de selección de personal, negociación y mediación empresariales.

Según explica David Ganuza, director de la empresa Estudios Superiores de Sinergología (ESSIN), "no existe un buen o un mal lenguaje corporal sino un lenguaje corporal adaptado o no a la situación. Está bien adaptado cuando es auténtico y no se observa incoherencia entre lo que el cerebro piensa y lo que se expresa. Cualquier pensamiento tiene su reflejo en lo corporal, se expresa siempre".

En el caso de los gestos conscientes sabemos qué es lo que hacemos, los semiconscientes suponen que si alguien o algo nos hace conscientes de que estamos realizando una gestualidad determinada podemos modificarla, sin embargo, existen gestos inconscientes que no se pueden modificar, como en el caso de la pupila y su contracción que ofrece información al interlocutor.

Según señala Ganuza, la comunicación no verbal consciente está muy influenciada por la cultura e incluso por la herencia familiar. Por este motivo, apunta el especialista, cuando se realiza por ejemplo una entrevista de trabajo, lo que aprecia el responsable de selección será distinto si su origen es oriental, americano o mediterráneo, ya que sus gestos y corporalidad están marcados por la cultura.

Así, la dirección ocular está también vinculada a la cultura de la escritura. Los occidentales moverán sus ojos hacia la izquierda cuando quieran recordar algo del pasado ya que el inicio, lo anterior, en la escritura parte del lado izquierdo, de forma contraria a lo que sucede en la cultura árabe, donde se escribe de derecha a izquierda, por lo que al pensar en el pasado los ojos se dirigen de forma inconsciente hacia la derecha.

"El control de la comunicación no verbal semiconsciente es algo prácticamente imposible, existen más de 2.500 combinaciones gestuales posibles. De intentar controlar esta gestualidad el efecto despertaría recelo en el interlocutor y el mensaje no parecería auténtico", señala Ganuza.

El especialista señala que existen generalizaciones negativas sobre algunos gestos como el cruce de brazos y piernas y su carácter de cierre o inseguridad frente al interlocutor que no tienen ese sentido en muchos casos y que incluso pueden ser una expresión corporal más asociada a la confianza.

Otro de estos malos entendidos en la comunicación no verbal es la creencia errónea de que cuando alguien se toca la nariz está mintiendo cuando en realidad el gesto puede suponer un interés por percibir la información.

Organización cerebral y corporalidad

El ser humano tiene sin embargo la capacidad de procesar y entender esta comunicación no verbal inconsciente gracias a las neuronas espejo, un mecanismo neuronal por el que cuando se observa a otra persona las neuronas implicadas en la acción observada se activan en el observador.

Este mecanismo permite a los recién nacidos y bebes entender las emociones de sus cuidadores ya que al observar su corporalidad se activan sus neuronas espejo, trasladando a sus pequeños cuerpos estas actitudes y lo que de bienestar o no tienen.

Otro de los aspectos básicos para comprender cómo se traslada el pensamiento al cuerpo es el hecho de que los hemisferios cerebrales tienen un control contralateral sobre el cuerpo, es decir, el hemisferio derecho controla a nivel motor el lado izquierdo del cuerpo y el hemisferio izquierdo el derecho.

Además, el hemisferio izquierdo está más vinculado al lenguaje y lo racional y el derecho más implicado en la gestión emocional, lo que explica la movilidad de las distintas partes del cuerpo y su relación con lo que pensamos.

De esta forma, David Ganuza revela algunos de los gestos inconscientes más informativos de nuestra comunicación no verbal:

* Rostro: en ciertas ocasiones es posible apreciar claramente una asimetría en el rostro, puede ser un indicador del hemisferio cerebral más activo en ese momento. Una mayor activación del hemisferio derecho quedará reflejada en la hemicara izquierda bien por una vasocontracción, en caso de una emoción negativa, o por vasodilatación en caso de una positiva. Por otro lado, la actividad del hemisferio izquierdo quedará reflejada en la hemicara derecha apareciendo contraída en casos de estrés o vasodilatada en caso de una importante actividad cognitiva, como por ejemplo el cálculo matemático.

* Ojos: el movimiento de los ojos nos puede indicar que la persona está intentando recordar o procesar una información, así, cuando durante una conversación una persona aleja la mirada del interlocutor puede estar buscando en su mente una respuesta a través de un movimiento que disminuye la información visual como bajar la mirada o dirigirla hacia la luz de una ventana abierta como forma de abstracción para ayudar al pensamiento a procesar alguna información. En estos casos por ejemplo, esta desviación de la mirada del interlocutor a otro punto no sería negativa.

* Cabeza y cuello: sólo en el caso de la cabeza existen tres ejes, los que nos permiten gestos tan habituales como asentir, negar o inclinar la cabeza hacia los hombros, si a esto se suma el acercamiento o alejamiento al interlocutor se puede hablar de hasta 54 posiciones. Cuando la cabeza se inclina hacia el hombro la persona muestra una actitud relajada y de entrega: "la mirada embelesada de un enamorado presenta esta posición de cabeza y cuello dejando a éste expuesto", apunta el especialista.

* Hombros: como otras articulaciones muestran nuestro grado de tensión, más altos indicarán la existencia de mayor estrés. Además indican nuestro centro de atención, si se dirigen hacia el interlocutor muestran un deseo de comunicación mientras que si se dirigen hacia un lateral señalan que hay un mayor distanciamiento en la escucha.

* Manos: así, en el movimiento de las manos, la mano izquierda está controlada por el hemisferio derecho (espontáneo, creativo, emocional) y tiende a estar más activa durante el discurso en situaciones de espontaneidad y la mano derecha por el hemisferio izquierdo (reflexivo, planificador, programador), por lo que tendemos a mantenerla más activa en aquellas situaciones en las que necesitamos un mayor control sobre el discurso.

* Orientación muñecas: la orientación de las muñecas también ofrece información, si al hablar las muñecas están en un ángulo similar al que se da cuando se sujeta un libro el interlocutor puede estar seguro de que existe una concordancia entre lo dicho y lo pensado, sin embargo si este giro de las muñecas varía de tal forma que se va confrontando el dorso de las manos, esta posición tan poco natural indica que existe una división entre lo que decimos y pensamos o que aún no se han podido encajar dos ideas.