Un equipo de investigadores dirigido por un doctor belga, Peter Piot, fue el primero que descubrió en 1976 un nuevo tipo de fiebre hemorrágica que ahora conocemos como ébola. Unos vídeos publicados por el Instituto de Medicina Tropical belga muestran cómo los investigadores tomaron las primeras muestras del virus con máscaras de gas y unos trajes muy parecidos a los utilizados actualmente.

En las grabaciones, publicadas esta semana por el periódico belga 'Het Laatste Nieuws', se puede ver a un enfermo de ébola y cómo un experto que lo examina se quita un traje de protección al que después prende fuego.

Todo ocurrió en 1976 en la localidad de Yambuku, entonces en la República de Zaire, hoy República Democrática del Congo. Fue el primer contacto de especialistas sanitarios con una enfermedad que en el último brote se ha cobrado casi 5.000 vidas en el África occidental.

En un primer momento, los investigadores creían que se trataba de una enfermedad provocada por el virus de Marburgo, otra fiebre hemorrágica similar, pero pronto se descubrió que el virus que la provocaba era diferente y le pusieron el nombre del río Ébola, que pasa por esa región.

"Es una epidemia de origen y transmisión desconocidos (...) Es aterrador. ¿Cómo se transmite: ¿mosquitos, comida, agua, al dar la mano, relaciones sexuales?", se preguntaba entonces el doctor Piot, según ha relatado el propio investigador en una entrevista concedida recientemente al diario 'The Wall Street Journal'.

El incidente ya lo recogió entonces la Organización Mundial de la Salud (OMS) en un boletín de 1978 en el que especificaba que "el primer caso conocido es el de un hombre de 44 años, educador en la Escuela-Misión que se presentó en la clínica de la Misión de Yambuku el 26 de agosto de 1976 con fiebre, en un principio diagnosticada como malaria".

El hombre falleció en septiembre y en esa misma semana se detectaron nueve casos más. El brote se cobró entonces 280 vidas e infectó al menos a 318 personas.

Desde entonces se han producido varios brotes de ébola, pero el actual es el más grave, con 10.141 casos confirmados por la OMS en África occidental. La tasa de mortalidad varía entre el 50 y el 90 por ciento de los infectados.