A diferencia de cuando se va a hacer la compra, los platos en el menú del restaurante no suelen incluir los gramos de grasa y el contenido en calorías de sus ingredientes como sucede con los productos envasados y sus etiquetas nutricionales.

Según señalan desde la página de la de la Clínica Mayo, el sitio web de la institución médica estadounidense dirigido a quienes siguen su plan para perder peso, se puede comer fuera de casa sin sabotear nuestros planes de adelgazar siempre y cuando se ponga atención al menú y se sea prudente al seleccionar los platos.

Por calorías escondidas se entiende al extra de calorías en muchos platos que proceden de ingredientes de los que podrías no estar informado o ser consciente, lo que los convierte en un problema para personas que intentan controlar su peso.

Estos ingredientes se añaden a menudo para aumentar el sabor, color o textura de la comida, por ejemplo, condimentos, salsas, coberturas de queso o aliños. Y algunas veces son parte del proceso utilizado para preparar el plato, por ejemplo, el aceite o la mantequilla para cocinar.

Se acumulan de forma rápida

Estos consejos que señalan desde el sitio web de la Dieta de la Clínica Mayo pueden ayudar a identificar mejor la grasa y las calorías escondidas en la comida que se sirve en los restaurantes.

Aperitivos: Si estás tomando un aperitivo, elige uno que contenga sobre todo vegetales, fruta o pescado. Cestitas de lechuga, compotas de frutas y coctel de gambas servidos con limón son aperitivos saludables. Evita los aperitivos fritos o con pan, que son generalmente altos en calorías. Por supuesto, también puedes ahorrar calorías al saltarte el aperitivo y centrarte sólo en la entrada.

Sopa: Las mejores opciones son las sopas con base de caldo o las basadas en el tomate. Las sopas con crema, marisco y puré pueden contener crema pesada o yemas de huevo.

Pan: Las magdalenas, el pan de ajo y los cruasanes tienen más grasa y calorías que el pan integral, los palitos de pan y las galletas saladas. Evita la tentación diciéndole al camarero que no traiga la cesta del pan.

Ensalada: La mejor opción es la ensalada de lechuga o espinacas con un aliño bajo en grasas servido aparte. Limita todos los añadidos altos en calorías, como el queso y los picatostes. Cuando pidas una ensalada especial pregunta al camarero por sus ingredientes ya que algunas variedades incluyen carne, queso y aliños cremosos.

Acompañamientos: Elige vegetales al vapor, arroz, frutas frescas, patatas asadas o hervidas en vez de opciones más altas en calorías como patatas fritas, chips y ensaladas con base de mayonesa.

Entradas: Podrías evitar los platos de pasta con carne o queso o los platos con salsas de crema. Los nombres de ciertos platos son a veces reveladores sobre su alto contenido en calorías como frito, relleno, al parmesano, cremoso. En vez de ello busca términos saludables cuando elijas una entrada: asado, a la plancha, sin mantequilla, a la parrilla, escalfado o al vapor.

Postre: Finaliza tu comida principal antes de pedir el postre. Para cuando hayas terminado quizá incluso no desees tomarlo. Si pides postre, puedes compartirlo con alguno de tus acompañantes. Algunas opciones saludables de postre incluyen fruta fresca o un sorbete.

Además, los especialistas en la dieta de la Clínica Mayo señalan que no hay que olvidar que cuando salimos a comer fuera hay dos aspectos que se deben controlar: la urgencia de pedir más comida de la que necesitamos y el impulso de comer todo lo que hay en el plato, incluso cuando el tamaño de la porción es bastante más superior a lo que puede consumir una única persona.