Procedimientos mínimamente invasivos, menos dolor para el paciente, anestesia epidural en la mayor parte de los casos, tiempos de recuperación más cortos y menos complicaciones que las intervenciones quirúrgicas abiertas. La Radiología Intervencionista (RI) se ha convertido en una alternativa poderosa a la cirugía en cada vez más casos gracias a sus numerosas ventajas.

"Los primeros tratamientos con estas técnicas, en los años 70, comenzaron dirigidos a la patología arterial pero actualmente son cada vez más demandadas para tratar diversos tipos de cáncer -principalmente de hígado, riñón, pulmón, hueso- y patologías como los miomas uterinos, la hipertrofia benigna de próstata y la insuficiencia venosa pélvica", explican los doctores Mariano Magallanes y Javier Táboas, responsables de la Unidad en el Hospital Povisa de Vigo.

Aunque estas técnicas no son aplicables a todos los casos y personas, sí hay un grupo de pacientes que puede resultar muy beneficiado. Por ejemplo, aquellos que presentan un riesgo anestésico importante. "Los procedimientos de RI son reconocidos por la seguridad. Un procedimiento con esta técnica se lleva a cabo a través de una pequeña incisión en la piel del paciente y no requiere cirugía, lo que implica que la recuperación sea más rápida para el enfermo. La anestesia general rara vez es necesaria", apunta el doctor Magallanes.

Un arma contra el cáncer

En los tratamientos oncológicos, la Radiología Intervencionista juega un papel muy destacado, tanto en el diagnóstico del tipo de cáncer mediante la biopsia, que permite la extracción de una muestra del tejido, como en el tratamiento, ya sea con la ablación por radiofrecuencia (que genera una temperatura superior a 70 grados y provoca la necrosis del tumor) o administrando un fármaco directamente en los vasos que nutren al tumor, lo que consigue disminuir en muchos casos el tamaño del tumor y en otros consigue que el paciente sea candidato a la cirugía convencional.

"La extirpación quirúrgica de los tumores es generalmente aceptada como la mejor solución a largo plazo, pero a menudo no es posible porque los tumores pueden encontrarse en lugares de difícil acceso o porque son demasiados en número", explican los especialistas. Es entonces cuando entran ellos en acción."La capacidad que tenemos para aplicar fármacos por vía intraarterial ha revolucionado la forma en que se pueden administrar ciertos fármacos", describen.

Pero hay otras patologías muy importantes que han visto una nueva luz en la radiología intervencionista. Entre ellas está el pie diabético, que es causado por la obstrucción de las arterias que llevan la sangre a los pies y en algunos casos obligaba a la amputación. "El tratamiento con estas técnicas está evitando en muchos casos la amputación, pero es importante que nos deriven a los pacientes a tiempo", advierten.

Los médicos que se dedican a este tipo de radiología precisan de una protección muy importante ya que esta es la zona que más radiación recibe de todas. Un aparato mide sus radiaciones a diario y mes a mes los datos son controlados por si se han superado los límites adecuados.