La Real Academia Española de la Lengua define como «jugar», hacer algo con alegría y con el solo fin de entretenerse o divertirse. De «vivir» opina que es tener vida. El hecho de jugar, el juego, es casi un instinto, es una actividad natural y espontánea de todos los niños (y los no tan niños) desde que nacen, y así se puede comprender cómo para niños y niñas vivir es jugar, y jugar es vivir.

El juego, además de divertirlos y hacerlos felices, les va a favorecer su desarrollo en las distintas áreas, motora, social, afectiva, intelectual y de lenguaje. O sea que jugar se convierte en una necesidad.

Durante los primeros meses de vida el juego es la actividad principal que va a desarrollar todo bebé a lo largo del día. Moverá sus manos, hará ruidos para comunicarse, mirará los colores llamativos, imitará a sus mayores. Además de jugar, la familia le dará de comer, lo bañará y lo acostará a dormir€le dedicará tiempo.

El juego le servirá al niño para ir descubriendo todo el mundo que le rodea; así conocerá a las personas que hay a su alrededor; de ellas irá aprendiendo todo y con ellas se empezará a disfrutar y a comunicarse.

El juego va a ser un buen vehículo de prepararlo para la vida, de enseñarle a compartir, de ponerlo en contacto con sus primeros valores. Será entre los dos y los cinco años, cuando ya querrá jugar con otros niños, -aunque a veces sea peleándose- y cuando el aprendizaje será más intenso. El juego, que es un ejercicio recreativo sometido a reglas, y en el cual se gana o se pierde, va a ser una herramienta muy útil que le ayudará a madurar en su desarrollo. Jugando con otros niños va a poder expresar sus sentimientos; rabia, alegría, llanto, dolor o miedo, y las conclusiones que irá sacando les dará confianza en sí mismo y se iniciará en su autocontrol. Aprenderá a respetar y será respetado.

Unas veces jugará sólo y otras en compañía. Unas veces jugará con niños y otras, ojalá muchas, con sus padres. Los padres que tengan esta suerte han de saber que no están perdiendo el tiempo. Será otra ocasión para conocerse mutuamente, para compartir, para comunicarse y disfrutar.

Jugar le facilitará la exploración de cada día. Podrá dar rienda suelta a su imaginación. Podrá mirar, observar, escuchar, oir, descubrir, tocar, oler, hablar... etcétera.

A través del juego su lenguaje también irá mejorando, se enriquecerá cuando escuche historias o le lean cuentos. Estos cuentos, con sus dibujos y letras, así como los libros, les irán poniendo en contacto por primera vez con la palabra escrita, a la cual no estaría nada mal que se aficionaran.

En unas ocasiones jugará sin juguete alguno y otras con sus juguetes. Los juegos y los juguetes servirán para ampliar sus posibilidades de jugar. De ahí la gran importancia de saber elegir un juguete.

Sin duda, los padres son el mejor juguete para sus hijos.