El Centro de Investigación Cardiovascular (CSIC-ICC) del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau ha publicado un estudio según el cual un consumo moderado de cerveza --dos vasos al día para las mujeres y tres para los hombres-- puede mejorar la función cardíaca global después de haber sufrido un infarto.

La investigación se ha presentado este martes en Girona y una de sus autoras, la doctora Gemma Vilahur, ha explicado que la combinación de cerveza --"contenga alcohol o no"-- con una dieta mediterránea tiene propiedades cardiovasculares provechosas, ha declarado a Europa Press.

Tras probar este consumo durante diez días con animales, los responsables del estudio han concluido que la muerte celular es menor y que se consigue una mejor fibrosis reparativa en el corazón, además de disminuir el riesgo de infarto de miocardio.

Vilahur ha destacado que las bebidas fermentadas, como la cerveza y también el vino, son originarias del Mediterráneo, y ha reivindicado el estilo de vida de esta zona --"no solamente la dieta"--, siempre y cuando se evite el sedentarismo.

La doctora ha añadido que esta bebida tiene efectos protectores en la salud cardiovascular y que, en caso de sufrir un infarto, el tamaño de la cicatriz puede ser inferior si se ha tomado esta bebida.

El estudio también ha determinado que el consumo moderado aumenta la calidad de las partículas de colesterol cardiosaludable y reduce el estrés oxidativo, sin necesidad de que se produzca una alteración en la masa corporal.