Uno de los momentos más felices en la vida de una mujer, el nacimiento de un hijo, se convierte para una de cada diez madres en lo contrario de lo que cabía esperar. Muchas de las mujeres que acaban de dar a luz viven una angustia y sentimiento de culpabilidad que incluso ocultan ante la pareja y familiares por temor a la incomprensión. Es la depresión postparto.

Entre un 10 y un 18% de mujeres sufren un proceso de depresión que se convierte en un auténtico trastorno cuando no desaparece en los meses siguientes -o incluso años- a dar a luz. "Hemos tenido casos de mujeres que hemos diagnosticado tres años después del parto", comenta el psiquiatra de Vigo José Luis Fernández Sastre, para evidenciar la complicación de este trastorno. Quienes se encargan de atender esta patología son las unidades de interconsultas y enlace de los hospitales, indica el experto.

Un estudio, publicado recientemente en la revista Molecular Psychiatry, arroja la primera explicación sobre las causas biológicas de este trastorno. Indica que incluso podría haber marcadores hormonales y una cierta predisposición genética.

"La depresión posparto (PPD) tiene graves consecuencias para la madre y los hijos", indica el artículo, que ha sido realizado incluso con ensayos en ratones. La hipótesis de partida de los autores es que la predisposición al riesgo de PPD es debido a una alteración de la sensibilidad a los cambios epigenéticos mediada por estrógenos que actúan de una manera autónoma celular detectable en la sangre. Es decir, investigaron perfiles de metilación del ADN en una muestra prospectiva de la sangre desde el período prenatal de pacientes embarazadas y del trastorno del estado de ánimo.

Sin embargo, hay expertos que creen que no todo en la mente puede explicarse a través de causas genéticas. El psiquiatra gallego Luis Ferrer asegura: "La depresión posparto es una patología que se conoce en Psiquiatría desde siempre; es un ítem diagnóstico específico en todas las clasificaciones internacionales de enfermedades. Somos 'sacos químicos' y cualquier hecho humano va a tener una expresión química genéticamenete condicionada. Pero además de química somos seres humanos, hablamos, nos proyectamos en el futuro y, además, sabemos que en él están todos los peligros e incertidumbres", relata. "La expresión química de la angustia es diferente a la de la psíquica: sufrimos de incertidumbres y eso altera nuestra química, no al revés", ejemplifica.

Por eso, defiende que el correcto tratamiento de los cuadros de depresión postparto requiere fármacos para reequilibrar el desequilibrio químico, y palabras que reformulen las incertidumbres. "El día que el comportamiento humano se pueda predecir, corregir biológicamente, evitar o inducir, ya no seremos humanos, seremos otra cosa", insiste.