Antiguamente se entendía que el tejido cerebral dañado era incapaz de modificar su estructura o función, es decir, que carecía de plasticidad. Plasticidad, según la Real Academia de la Lengua Española, es la cualidad de lo plástico, de aquello que es capaz de cambiar de forma y mantenerla. De esta manera, la neuroplasticidad es cualquier cambio en las propiedades morfológicas o funcionales de la corteza cerebral debido a cambios ambientales o a lesiones.

Las claves de la neurorehabilitación se encuentran en este punto. El cerebro se recupera porque tiene oportunidad para hacerlo creando nuevos circuitos (neuroplasticidad) y por su capacidad para hacer madurar las células embrionarias que contiene, transformándolas en neuronas (neurogénesis).

Con los nuevos estudios queda claro que el cerebro es capaz de modificar su estructura en función de las capacidades desarrolladas. En los últimos tiempos, esta modificación de la estructura se ve influenciada por el uso de las nuevas tecnologías, como por ejemplo el uso de sistemas de almacenamiento de datos, lo que influye en la adaptación de las áreas de memoria de nuestro cerebro. Esto no significa que esté disminuyendo la capacidad funcional del cerebro, sino que se está moldeando por el entorno y nos permite desarrollar más otras capacidades. Albert Einstein dijo: "Yo nunca memorizo un dato que sé dónde encontrar".

Cierto es que algunas capacidades como la memoria pueden verse disminuidas, pero otras como la inteligencia emocional, la relación y la resolución de problemas de mayor complejidad se ven más desarrolladas.

Un ejemplo actual es el impacto que tienen las redes sociales en nuestro cerebro ya que disminuyen el grado de atención aunque a la vez desarrollamos otras partes de la materia gris, especialmente la amígdala, área asociada a la respuesta emocional, tal y como afirma Ryota Kanai, del Instituto de Neurociencias Cognitivas de Londres.

Uso excesivo de Internet

Por otra parte, Gary Small de la Universidad de California, advierte que el uso excesivo de Internet (más de 10 horas al día) puede reducir gravemente las aptitudes sociales de una persona, sin embargo, su moderación representa una fuente sorprendente de ejercicios para la mente y atenúa la degradación del cerebro producida por la edad.

Hoy en día, con las nuevas técnicas de imagen, increíblemente avanzadas aunque todavía en desarrollo, se pueden "revelar diferencias individuales en las conexiones cerebrales que ayuden a diagnosticar y tratar enfermedades cerebrales", como explica Thomas R. Insel, director del Instituto Nacional de Salud Mental estadounidense (NIMH).

Estos avances nos permitirán realizar un verdadero mapa físico y funcional del cerebro totalmente personalizado donde podamos ver no sólo la lesión neuronal, sino los cambios y las relaciones interneuronales, es decir, la neuroplasticidad.

Por eso, los profesionales que nos dedicamos a esta especialidad, la neurorehabilitación, estamos obligados a adaptarnos a las nuevas tecnologías y al desarrollo del mapa neuronal, siempre teniendo en cuenta que "el cerebro es algo flexible que se adapta según las necesidades del entorno para poder sobrevivir".