Científicos de las universidades de Oviedo y Barcelona pertenecientes al Consorcio Español del Genoma de la Leucemia Linfática Crónica (LLC) han conseguido descifrar los primeros epigenomas de esta enfermedad, identificando las células que dan origen a la enfermedad y los mecanismos moleculares implicados en su desarrollo.

El trabajo, cuyas conclusiones han sido publicadas en el último número de la revista 'Nature Genetics', viene precedido del hallazgo conseguido hace un año por los investigadores Carlos López-Otín y Elías Campo, que secuenciaron por primera vez el genoma completo de este tipo de leucemia, la más frecuente en España, de la que se detectan unos 1.000 nuevos casos cada año.

En este caso, se ha estudiado en paralelo el genoma y el epigenoma, considerando como tal al conjunto de mecanismos moleculares que permiten activar o inactivar genes. "Es como el 'software' que activa los genes", según ha explicado Iñaki Martín-Subero, director del estudio perteneciente al Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer de la Universidad de Barcelona.

En la investigación han participado 139 pacientes y, gracias a la utilización de secuenciadores de última generación y al análisis de varios subtipos de linfocitos normales de la sangre, se han podido detectar más de un millón de alteraciones epigenéticas, la mayoría en regiones del genoma consideradas hasta hace poco como "ADN basura".

Además, se ha observado que los patrones epigenéticos permite clasificar los pacientes con leucemia linfática crónica "en tres grupos con un curso clínico diferente".

"Ha sido algo inesperado, porque aunque en esta enfermedad se sabía que había un determinado origen celular, los hallazgos han mostrado que, en realidad, hay tres posibles células de origen, lo que condiciona el curso clínico de los pacientes y permite incluso clasificarlos", según ha explicado Martín-Subero.

Permitirá predecer el pronóstico de la enfermedad

De este modo, las leucemias linfáticas crónicas que proceden de células inmaduras se pueden catalogar como las más agresivas "y las de peor pronóstico"; luego hay un grupo de células intermedias cuya evolución es también intermedio, y, por último, estarían las procedentes de células maduras, "con un curso clínico más indolente".

De hecho, en este último caso, que se da en casi la mitad de afectados por este enfermedad, "se puede plantear incluso no tratarlos", ha avanzado el profesor Elías Campo.

"Esto hará que en pacientes con unas características clínicas parecidas se pueda saber quienes irán muy bien y no habrás que tratarlos, y quién habrá que tratarlo pronto", ha añadido Martín-Subero.

Además, el profesor López-Otín reconoce que el estudio también abre el camino al desarrollo de tratamientos "cada vez más personalizados" para estos pacientes y a la aparición en el futuro de nuevas terapias "basadas en la modificación de alteraciones epigenéticas", tanto en este como en otros tumores.

Por su parte, la secretaria de Estado de I+D+i, Carmen Vela, ha destacado la importancia de este hallazgo, que "abre una puerta de esperanza para estos pacientes, porque estamos en condiciones de obtener una mejor prevención, tener procedimientos diagnósticos más sensibles, eficaces y precoces, y anticiparnos a terapias más eficaces".