La piel no tiene las mismas necesidades por el día que por la noche. Por la mañana, además de cuidar la piel, la crema tiene que proteger el rostro de la polución, los cambios de temperatura o los rayos solares, sin embargo, es por la noche, cuando dormimos, cuando se encuentra más receptiva y se vuelve más permeable, además de segregar una cantidad de grasa que la mantiene hidratada por más tiempo.

Todas las células de nuestro cuerpo tienen integrado su propio reloj, que es controlado por una pequeña área de nuestro cerebro, dando lugar a lo que conocemos como ritmos circadianos, que actúan de forma coordinada y tienen una tasa de regeneración y reparación más alta durante la noche. Por eso las cremas de noche tienen mayor cantidad de activos regenerantes y reparadores.

Eso sí, las cremas no son milagrosas, hay una serie de factores que hay que tener en cuenta. Los cosméticos funcionan, siempre que estén acompañados por hábitos saludables, como una alimentación sana, deporte, protección solar, mucha hidratación en las horas del día y sobre todo, dormir, que son requisitos imprescindibles para combatir la sequedad y falta de luminosidad.

Así se elige la crema de noche perfecta

La edad (la de la epidermis y no la edad civil) y el tipo de piel son los principales factores que hay que tener en cuenta a la hora de buscar una crema. "Si tienes la piel seca, elige unas texturas ricas y untuosas. Y, al contrario, si tienes la piel grasa, empieza a utilizar las cremas de noche algo más adelante, ya que las pieles grasas envejecen más lentamente que el resto de pieles. Y es mejor elegir fluidos o geles crema", cuenta la especialista en belleza Marta García, del Centro Marta García de Oviedo.

"Si buscas una crema de noche antienvejecimiento, tienes que saber que hay algunos activos a los que debes dar prioridad. Los antioxidantes como la vitamina C, el selenio, los ácidos frutales AHA y los ácidos glicólicos son los activos que se utilizan en cosmética antiedad", apostilla la especialista