Renée Zellweger ha sido la última famosa a la que la cirugía estética parece no haberle sentado bien. Pero son muchos otros los actores que se han sometido a tratamientos de dudoso éxito.

Mickey Rourke, conocido por su papel en películas de los 80, decidió pasar por quirófano tras haber recibido una paliza en un combate de boxeo, su otra profesión. Aprovecho para retocarse el rostro y aumentarse el tamaño de los labios.

Quien también tuvo problemas con el botox fue Melanie Griffith. Meg Ryan, conocida por su rostro angelical, decidió hacerse unos "pequeños retoques" al llegar a los 50. El resultado fue catastrófico.

"Ya no quiero más cirugía. Desafortunadamente, probé el botox, pero me he librado de él y por fin puedo mover mi cara de nuevo". Así resumió Nicole Kidman su experiencia con el botox.

Pero sin duda el caso más sonado es el de Michael Jackson, quien nunca admitió haberse sometido a ninguna cirugía, a pesar de tener una nariz de plástico, un color de piel diferente al que tenía cuando era pequeño e incluso un hoyuelo en la barbilla que no tenía cuando era integrante de los Jackson 5.