Es, a sus 47 años, la más popular y prestigiosa de las cantantes israelíes, gracias a una sólida carrera que abarca más de 25 años. Este verano ha decidido pasar las vacaciones entre nosotros y en compañía de Pasión Vega, con la que comparte la gira 'Mediterráneas', "y muchas cosas más. Somos pasionales y tenemos una presencia escénica muy intensa. Vivimos la vida y la música de una forma muy física y emocional. No es fácil encontrar gente con la que te agrade trabajar, sean mujeres u hombres. Es un negocio de grandes egos".

No cree que las mujeres sean especialmente competitivas entre ellas, como a veces se apunta. "Es algo personal; ni femenino ni masculino. Pero sí veo diferencias entre géneros. Me quedó meridianamente claro al ser madre. Por otro lado, me alegra ver que en todo el globo se legitima una perspectiva más transexual donde las cualidades femeninas y masculinas convergen de múltiples maneras. Ya está bien de que todo tenga que ser blanco o negro".

Subraya su grado de insatisfacción ante la desigualdad de género, que se agudiza en zonas en conflicto, "aunque no es algo que perciba en Israel, por ejemplo. Mi abuela dice que en nuestra familia, que proviene de Yemen, nunca ha habido discriminación. Crecí sintiéndome especial por ello. Soy muy independiente, un espíritu totalmente libre y así ha sido toda mi vida. Por supuesto, no todas han tenido la misma suerte. Pero lo cierto es que cuando empieza el bombardeo, los hombres -que son los que empiezan las guerras- se hacen con el control y, normalmente, empeoran las cosas".

Ve a la mujer de nuestros días mejor informada y con acceso a los recursos y la educación como nunca antes: "Tienen mayores posibilidades de aprovechar su talento, se han empoderado, están mejor organizadas. El viejo mundo está demasiado acostumbrado a mantenerlas sometidas, quietas y calladas". Considera que la mayoría de los hombres, sin embargo, "van a lo suyo, pretendiendo mostrarse como los más fuertes, los que saben qué ha de hacerse, pensando que las mujeres los necesitan para protegerse. Todo el mundo sabe ya que esos mitos son falsos. Estoy segura de que muchos hombres sienten los vientos de cambio. Su dominio está amenazado y tendrán que apresurarse a redefinirse".

Asegura que no les envidia apenas -"sólo cuando tengo el periodo"-, pero considera que ellos sí deberían hacerlo "si tuvieran la más mínima idea de todo lo que ocurre en nuestro interior".