Félix Sabroso encara su primer largometraje en solitario recién aterrizado en la cincuentena. El fallecimiento de Dunia Ayaso, con quien formaba pareja dentro y fuera de la pantalla, le hizo vivir lo que denomina El tiempo de los monstruos que da título a la película. "Se refiere a un gran momento de crisis. Llevábamos más de veinte años haciendo películas y conviviendo. Cuando murió, entré en un intervalo escéptico, en el que se desmorona una forma de ser, de hacer y de vivir que te hace elegir un rol para mantenerte y seguir adelante. Pero aparecieron los fantasmas. Por eso la película se abre con la cita de Antonio Gramsci: "El viejo mundo se muere, el nuevo tarda en aparecer, y en ese claroscuro surgen los monstruos", declara Sabroso.

En la película, parejas muy diversas se reúnen en una mansión, de la que ya no se atreven a salir, para manifestar lo viciado y pervertido de sus relaciones, siempre al límite. "Lo que les ocurre lo hemos vivido Dunia y yo, pero además existen dos directores que nos representan -interpretados por Secun de la Rosa y Carmen Machi- que mueven los hilos de los personajes", confirma el director canario.

Para Sabroso es muy difícil hablar de las relaciones entre géneros de un modo convencional, "porque he vivido con una mujer absolutamente inhabitual y por encima de nuestro entendimiento; muy compleja. Ha sido un riquísimo nutriente para nuestro trabajo, pero no siempre fue fácil. No estaba previsto que yo viviera con una mujer porque soy gay ni que Dunia renunciara a otras relaciones por estar conmigo. Lo redibujamos todo y hasta llegamos a casarnos y formamos una pareja. Fue una relación atípica. Y en una segunda etapa seguíamos siendo compañeros de trabajo y viviendo juntos, aunque cada uno tenía su relación".

"Además, el cliché no suele funcionar. Se piensa que las mujeres son más tranquilas y cuando trabajaba en Iberia en atención al cliente, los hombres éramos mucho más pacientes. Se les atribuye el reproche constante, cuando eso tiene que ver, sobre todo, con su lado maternal, más que con su feminidad. Y luego he de decir que rezongones he conocido yo a unos cuantos. Pero quizá, de modo inconsciente, en la película, ellas tienen algo maternal, protector y maduro y ellos son más críos, irresponsables o caprichosos. En mi casa las cosas eran así. He vivido rodeado de mujeres con mucho poder, muy hechas y muy capaces de tomar decisiones. De hecho, me siento mucho más confiado cuando, para temas creativos, entro en el despacho de una mujer. Son más permeables a las ideas de los demás. Pero la realidad es que lo masculino y lo femenino fluctúan en el interior de cada uno de nosotros".