«Se puede decir de muchas maneras: ¿Que damos para ver una película?, o ¿te vienes a casa y nos hacemos un café? el otro día uno me preguntó si le ayudaba a montar el árbol de navidad... en ese momento los dos sabemos de lo que estamos hablando, aunque no lo digamos. Pero ojo, que también hay confusiones: una vez un chico me dijo ´ven y veremos una peli´... ¡y la vimos entera! no me lo podía creer ».

Dicen que Lucrècia de Borja i Bairen (Gandía, 1980) no tiene pelos en la lengua cuando habla, pero tampoco los tiene cuando escribe. Prueba de ello es el libro que acaba de presentar en Valencia, Les dones no son (tan) complicades, un compendio de 69 artículos publicados en su blog, bautizado con el mismo nombre, a lo largo de los últimos años.

«En el libro puede que haya bastante contenido sobre sexo, pero en realidad en el blog escribo sobre todo, siempre con sentido del humor », explica la autora. « Hablo de problemas sentimentales, de ´rayadas´ que se nos pasan por la cabeza... Hay cosas que nos pasan y que no expresamos o no las contamos en voz alta. Muchas veces viene bien escribirlo para que haya gente que lo pueda leer y decir: ´mira, a mí también me ha pasado´. En ese momento dejas de sentirte raro», señala Lucrècia.

Eso sí, la escritora gandiense huye de los eufemismos, en todos los sentidos. « Pre?ero escr ibir como hablo, como si estuviera charlando con un amigo. Cuando se publica algo sobre sexo se leen cosas como ´coito´, ´hacer el amor´, ´practicar sexo´, ´pene´... pero la gente no dice esas cosas. Las mujeres, por ejemplo, en las cenas de amigas siempre acabamos hablando de sexo y utilizamos palabras como «follar».

No som (tan) complicades habla mucho de eso, de las mujeres, siempre mediante casos con una base real y una parte de exageración. «Si no hay drama, a la gente no le hace gracia», reconoce Lucrècia. Y aunque el epicentro de sus artículos es el género femenino, cabe destacar que los chicos protagonizan buena parte de sus reflexiones, quizá las más ácidas, tanto en el libro como en el blog.

«Escribí un artículo sobre los valencianos en la cama y los dividí en comarcas, porque no puedes comparar a uno de la Plana con uno de la Safor». Casualmente, la comarca de la que es natural la autora es la que mejor parada sale, mientras que todas las de la provincia de Castelló fueron cali?cadas con un necesita mejorar. «Son muy parados, son un poco raros, hay que decirlo», bromea. « Los de la ribera, por ejemplo, se lo pasan bien experimentando, tienen un gran espíritu aventurero, son persistentes y tienen bien asimilado que con paciencia y una caña...». Inquirida sobre las fuentes de su investigación, la escritora pre?ere no revelar el origen de la información que maneja.

En el libro de Lucrècia de Borja se incide en algunos de los conceptos sobre sexualidad que, aunque parece que están claros para todo el mundo, se acaba demostrando que no es así. « La real academia de la lengua ha incorporado en su última actualización la palabra ´amigovio´, todo para no decir ´follamigo´. ´Amigovio´ suena más a amigo que agobia. El ´follamigo´ es algo que realmente no existe, porque en esos casos hay alguno de los dos que quiere ser más que amigo y otro que está aguantando. Es así».

Libro y blog recogen una serie de consejos a la hora de la, siempre compleja, seducción. «Para ligar en Fallas hay dos opciones: si buscas a un fallero, hazte pasar por ´guiri´. Si buscas a un ´guiri´ haz de fallero, aunque no lo seas, te lo inventas todo y ellos dicen good, good»... otra de las leyes fundamentales radica en el escenario elegido para ir más allá. «Si ligas con alguien de la ciudad, lo mejor es hacerlo en casa del otro, porque así te podrás ir cuando quieras».De lo contrario tienes que esperar a que se vaya el otro de tú casa y es un momento muy incómodo».

Pero... ¿cómo saber dónde vive alguien antes de lanzarse? «Si va en chándal será de la avenida del cid o torrent, ahí se lleva mucho el ´chandalismo´, pero si huele a churros será del centro. Si lleva camisa de cuadros, barba y gafas es de Russafa y si va de Quechua, con botas de montaña, es de benimaclet. No falla». Palabra de Lucrècia.