-Dado que el estado de ánimo afecta a los capotazos con que uno recibe al toro, ¿cómo encara la corrida de esta tarde?

-Con mucha ilusión. Estar hablando ahora de toros y después poder expresarme en la plaza es para mí un privilegio.

-A día de hoy, ¿cómo concibe su toreo después de tantos años dedicado a ello?

-Con naturalidad, sabiendo contar lo que quiero contar. Y también con madurez. Sé que ahora me puedo expresar con tranquilidad.

-¿Cuál cree que es el secreto de su arte?

-Precisamente creo que sigo toreando para desentrañar y descubrir cuál es ese secreto.

-¿Le gustaría que sus hijos heredaran el arte de la lidia?

-Me gustaría que el arte del toreo perdurara con la honestidad que me mueve a mí a enfrentarme al toro. Soy partidario de que cada uno de mis hijos haga lo que quiera, la vida es muy larga, pero me gustaría que aplicaran honestidad y respeto a lo que hacen.

-¿Se torea como se es?

-Sí. En cada momento de la vida se es diferente por las circunstancias que se viven en ese momento. Pero en cada momento, desde donde se está, se puede intentar hacer todo con la misma magnitud.

-¿La técnica es enemiga del arte?

-La técnica es necesaria, pero cuando juegas con tu interior, desde lo que tienes dentro, no sabes muy bien lo que va a salir y es ahí donde se pierden la técnica y el arte, y solo eres tú.

-¿Qué hace después de una mala tarde?

-La verdad es que se suele sufrir, uno siente tristeza y desconsuelo, pero analizándolo bien, uno siempre encuentra a alguien que ha podido comprender el porqué de lo sucedido. Hay que analizar los errores y resurgir de las cenizas. Para mí una falta de respeto al animal es grave; en cambio, algún fallo en el estilo, alguna imperfección, no lo es, porque a veces de esas imperfecciones surge el verdadero arte.

-Usted es uno de esos toreros flamencólogos como Curro Romero. ¿Quién le ha tocado mas la fibra?

-Desde que nací he tenido vinculación con todas las músicas gracias a mis padres, y con el flamenco con la que mas. Fíjate incluso que le pedí a Enrique [Morente] la mano de Estrella llevando puesta una camisa de Camarón que me regaló él. También he compartido casa con Paco de Lucía, etc... Para mí, compartir 15 años de mi vida con Enrique ha sido un tesoro porque ha sido el más grande de todos.

-¿Es el flamenco el eco del toreo?

-Yo creo que es recíproco. Van de la mano en el sentido de que el artista se tiene que rajar el alma en ambas disciplinas. Son dos artes muy extremas en las que hay una verdadera búsqueda interna de quién eres tú: tus miedos, tus ilusiones, tus anhelos...

-Ortega y Gasset decía que quien quiera saber el estado de España que se asome a una plaza de toros. Entre los antitaurinos y las novilladas gravadas con el 21% de IVA, ¿tan mal estamos?

-Sí. Desgraciadamente, la plaza de toros es un reflejo total de cómo está la vida. Me gustaría que hubiéramos evolucionado también al ver un espectáculo. Uno de los lugares donde menos se pueden manipular los principios y la honestidad es en la plaza de toros. Es un arte tan extremo y sentimental para los toreros y los espectadores que muchas veces supera la realidad.