Miki Nadal, que estrena programa el próximo lunes en La Sexta junto a Frank Blanco y que participó en el debut de ´Me resbala´ en Antena 3, dará una vuelta de tuerca a los términos de la Wikipedia en su nuevo espectáculo. La ´Mikipedia´ - ése es el título -, "con bastantes más errores que la famosa página de internet", "es como una siesta larga para las preocupaciones".

-¿La Mikipedia se equivoca más que la Wikipedia?

-Tiene bastantes más errores, sí, pero también es más divertida.

-¿Cómo surge el espectáculo?

-Surge de una anécdota personal, después de que yo estuviera buscando mi entrada en la Wikipedia. Cuando entré en la página que habla de mí, comprobé que estaba llena de errores. Intenté modificar lo que estaba equivocado y me salía un mensaje diciéndome que no estaba autorizado para hacerlo. En realidad, el espectáculo es un totum revolutum de temas. Es un intento de reflejar, en clave humorística, las cosas importantes de la vida, la sociedad y la historia. Ese tipo de cosas que deben trasladarse a las generaciones futuras.

-Ya que el monólogo es un formato conocido y muy ensayado, ¿qué ofrece usted de novedoso?

-Incorporo proyecciones durante el show para ilustrar aquellos conceptos de los que estoy hablando. Son imágenes que acentúan la risa y la apoyan. De todos modos, siempre surge alguna anécdota o comentario nuevos durante el espectáculo, elementos inesperados que se manifiestan en función del lugar en el que actúas o según la actualidad informativa.

-¿La sentencia del ´Prestige´ es de chiste?

-Es casi un chiste porque nunca hay responsabilidades en las cosas que suceden. Éstas se diluyen igual que el petróleo. Da la sensación de que ante cosas como ésta pasa el tiempo y todo se limpia. Supongo que alguien tendrá que pagar por lo sucedido. De todos modos, la justicia muchas veces se nos escapa porque no la comprendemos. Supongo que algún fundamento jurídico tendrá la resolución sobre el desastre del buque petrolero.

-Usted es socio de Nostromo Pictures, productora de cintas como ´Buried´ de Rodrigo Cortés o ´Grand Piano´ de Eugenio Mira. Siendo humorista y viniendo sobre todo del mundo de la televisión, ¿por qué le interesa el cine de autor?

-Primero, porque es una manera de diversificar el negocio. No todo va a ser actuar en teatros o la televisión. Es introducirse en un campo que no es del todo ajeno a lo que yo hago. Es una salida. Por otra parte, es un cine que me gusta mucho: de director y de guión. Pero si te fijas, esas películas de las que me has hablado son internacionales también. Me gusta la idea de que sea un cine más culto pero a la vez accesible a cuanta más gente mejor.

-¿Cómo el cine que hace Juan Antonio Bayona?

-Sí. Es un tipo de cine que cada vez se hace más en España. El hecho de que sea internacional te permite también acceder a financiación de fuera y que los proyectos sean viables. El mercado que se te abre es mucho más amplio. Con esto, es un poco la diferencia que hay entre vender botijos o vino. El vino es más internacional y tiene mayor salida.

-¿Usted se ríe todos los días?

-Lo procuro, y la verdad es que lo consigo. Problemas tenemos todos, pero hay que relativizarlos. Mi padre siempre me decía que le diera la importancia justa a las cosas. Muchas veces basta con comparar la propia situación con la ajena para darse cuenta de que no se está tan mal. Por otra parte, la risa ayuda, es una vía de escape maravillosa. Lo he dicho en más de una ocasión: la risa es una siesta para los problemas.

-¿Es posible que el humor se haya vuelto más culto, más estilizado y más fino en los últimos tiempos?

-Más que eso, lo que creo es que hay más opciones. El nacimiento de internet, de las redes sociales o de los canales temáticos ha provocado que haya más donde elegir. Antes sólo tenían cabida unos pocos. De todos modos, creo que la bofetada, el tortazo y el pedo siguen funcionando. El humor inteligente nunca lo he sabido distinguir. Para mí, el humor realmente inteligente es el que sabe llegar a más gente, porque si haces cosas muy raras a veces no llegas y no funcionas. Es como con las empresas: la que tiene más ventas es la mejor.

-O la mejor es a veces la que hace más trampas.

-Sí. Eso también sucede con el humor. En ocasiones, algunos cómicos usan más su posición que su propio trabajo para situarse. En cualquier caso, todo el humor nuevo que va saliendo hace avanzar la comedia en algún sentido.

-Parece que internet es el terreno de la libertad para el humor y que la televisión lo es menos. ¿Y el teatro?

-Me siento más libre en el teatro que en la pequeña pantalla. También es un negocio diferente. En la televisión te la juegas mucho porque es un formato caro. Si te haces el raro y no funcionas, te sacan. En la televisión la rentabilidad cuenta mucho.

-Se refiere a las privadas, claro.

-Sí. Por supuesto. Los otros casos no los conozco.

-¿Cómo describiría su estilo para hacer reír?

-Supongo que estoy encasillado como todo el mundo. A mí lo que me gusta realmente es acoplarme a la persona que tengo enfrente. Adaptarme. Es decir, me encanta averiguar qué le hace gracia y tumbarlo. Es algo muy complicado.

-¿Con qué se ha reído mucho?

-Con Les Luthiers: su manera de jugar con las palabras y los sonidos me encanta. Son ingeniosos sin la necesidad de meterse con nada o con nadie. También con Tip y Coll, Faemino y Cansado, Pedro Reyes y Florentino Fernández.

-¿Se puede bromear de todo o cree como Woody Allen que comedia es tragedia más tiempo?

-Opino como Allen. El tiempo lo va tamizando todo y le va quitando dramatismo a los hechos. El humor en privado es a veces demasiado salvaje para hacerlo público. Creo que sólo con el tiempo ese humor privado sale a la palestra.

-Wyoming, Jordi Évole... ¿España se está poniendo las pilas con la sátira política?

-Sí, pero sólo en el bando más progresista o de izquierdas. En España, en cuanto alguien se significa políticamente, pierde de manera automática audiencia. Te marcan con demasiada facilidad. No es como en EE UU. Nunca llegaremos a su nivel porque allí posicionarse políticamente en cualquier profesión artística no influye ni perjudica a nivel profesional. España es muy cainita. En ese sentido, los americanos son más libres a la hora de practicar la sátira política. Sin embargo, nosotros somos más salvajes que ellos en otras cuestiones: creo que nos reímos más de nuestras tragedias, de la muerte... Somos más atávicos. De todos modos, y al final, las salvajadas nos gustan mucho a todos.

-¿Qué risa no le ha curado la madurez?

-Pues la risa primitiva de la comedia: la de la bofetada, el tartazo en a cara o el tropiezo. La risa del que está descolocado. Es algo muy atávico también. Igual cuando los trogloditas se caían de un precipicio se reían también. El caso es que, conforme van pasando los años, me voy riendo cada vez de más cosas.