En menos de dos semanas, ´El maestro del Prado´ (Planeta) ha desbancado a la poderosa ´Cincuenta sombras de Grey´ del número uno de ventas en nuestro país. Su autor es Javier Sierra (Teruel, 1971), el primer escritor español que ha colocado un libro (La cena secreta) entre los más comercializados de Estados Unidos. Javier Sierra realiza un fascinante viaje en primera persona por las «pinturas proféticas» del Museo del Prado.

-¿Qué pintura simboliza mejor el contacto con el más allá en su novela ´El maestro del Prado´?

-La única que es puerta de entrada al más allá en el estricto sentido físico y literal es ´El jardín de las delicias´, de El Bosco, un tríptico que representa el orbe antes de la vida humana cuando está cerrado.

-En ´El maestro del Prado´ habla, por ejemplo, de la obsesión de Juan de Juanes por el auténtico Grial, pero ¿cuáles son sus obsesiones personales? ¿El otro mundo?

-Mi preocupación es muy infantil y tiene que ver con mi cultura católica. Yo nazco en Teruel, muy similar a Zamora en muchos aspectos, y soy un niño de catecismo y misa de domingo. Ahí te entran muchas dudas y pensamientos. Cuando tienes seis años, te hablan de la muerte y te asustas. A diferencia de mis compañeros de catequesis, yo preguntaba por todo eso. Algunas respuestas me satisficieron y otras no, y de ahí surge mi preocupación por el otro mundo. Además, dejaba todos los días el cementerio a un lado cuando iba al colegio y las preguntas continuaban: ¿Qué hace toda esta gente que está aquí? Son los interrogantes del origen de la Humanidad.

-Miles de avances del ser humano a lo largo de los siglos y ni una sola respuesta sobre qué hay después de la muerte?

-Hay dos grandes cuestiones que no se han respondido y que marcan nuestra existencia: de dónde venimos y adónde nos vamos. La vida llega cuando late en el vientre de una mujer, se gesta el cuerpo y, después, se desarrolla. Y de la misma manera misteriosa que ha venido, se va. Nosotros somos un paréntesis en el misterio. Si no comprendemos eso, no hemos entendido nada. Aquellos que no quieren hablar de misterio lo hacen por dos razones: o por una profunda ignorancia o por un miedo atroz que provoca lo desconocida. No hablar de misterio no es una actitud racional, es al contrario: la más irracional de las actitudes.

-¿Todavía hoy hay pintores y artistas que esconden mensajes en sus obras como los del Prado?

-Los hay. Vivimos un momento aciago, el de las vanguardias, donde el arte se desposeyó de contenido. El arte solo tenía que descomponer la realidad, no contener un espíritu. Uno de los padres de las vanguardias decía todo lo contrario: Pablo Picasso. En su búsqueda de nuevas formas, él regresa a las primitivas. Se va a Altamira, se queda fascinado con lo que ve y cuando sale de la cueva dice: ´Después de esto, todo ha sido decadencia´. Picasso se da cuenta de que la explosión creativa del inicio del arte no ha tenido parangón, hacer visible lo invisible. Aquello debió de ser tremendo. Otro artista que también le da contenido a sus obras y que se obsesiona con El Bosco es Salvador Dalí. El no inventa el surrealismo, copia su estética y su espíritu y lo alimenta con cábala, astrología o alquimia.

-La renuncia del Papa, ¿no tiene cierta relación con el apartado de su libro en el que describe el retiro de Carlos V a Yuste?

-Absolutamente. Deformado por mi libro, la lectura que hice fue que Benedicto XVI esta imitando la ´meditatio mortis´ de Carlos V. El monarca fue emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Ratzinger es alemán. Carlos V fue católico a ultranza y cuando toma la decisión de renunciar explica que, por muy emperador que haya sido, para un cristiano lo importante es la vida eterna, no la terrena. Esto exige tener un tiempo para preparar la vida eterna ya que como rey se convierte en gran pecador. El papa hace lo mismo seguro. Como conocedor de las intrigas vaticanas, Benedicto sabe cuánto se ha pecado y él ha decidido preparar su alma para limpiarla y entrar en la vida eterna en las mismas condiciones que el emperador. La religión católica ha dado una constelación de dirigentes muy coherentes. Carlos V y ahora el papa son los únicos personajes que han dado ejemplo desde el poder. Los medios de comunicación de todo el mundo han hablado de los escándalos, de la presión. Nada de eso ha influido en la decisión final del papa, sino su conciencia.

-Hay otro asunto que trata en el libro de forma recurrente: el Apocalipsis. ¿Está convencido de que algo así puede ocurrir en la actualidad?

-Hay algo curioso de la época de El Bosco y la nuestra, ambas son milenaristas. En el siglo XVI se imprimen las profecías de san Malaquías o de Nostradamus. Es un siglo en el que muchos pintores como El Bosco o Brueghel pertenecen a sectas que predican el inminente fin del mundo. También ven la luz impresas las profecías medievales de Joaquín de Fiore. El mundo se va a acabar. Además, todas las instituciones están en una crisis como nunca antes se había visto, con el colapso del Antiguo Régimen. La Iglesia tiene severos problemas, se dice que el papa ha traicionado el mensaje de Cristo. ¿No nos suena todo esto? Es una situación paralela a la actual y El maestro del Prado puede servir como juego de espejo entre aquel tiempo y el nuestro. De todo ello, podemos sacar una conclusión importante: Nuestros antepasados salieron de la crisis con una herramienta, la creatividad.

-Su último trabajo, ¿puede molestar a la Iglesia? ¿Le ha calificado ya de ´hereje´?

-El Opus Dei tiene una clasificación propia de todos los libros que salen al mercado y los califica desde ´aptos´ a ´diabólicos´. Los míos están rozando lo último y supongo que ´El maestro del Prado´», también. Sobre todo, por las creencias heterodoxas que tenían muchos artistas.

-Pero en otros se habla de auténtico amor a Dios.

-Y eso es lo paradójico. Lo más heterodoxo para ciertos sectores eclesiásticos es que tú creas en Dios por ti mismo, que te comuniques con lo divino sin intermediarios, eso es lo terrible.

-En ´El maestro del Prado´, retrata un mundo de profetas, ¿dónde están los visionarios del siglo XXI?

-En los manicomios. Entonces, el visionario era tenido como alguien importante. Hoy, todo aquel que habla de lo que los demás no ven, se lo arrinconan. Que este libro sea número uno, tiene aún más valor. La novela no se guía por lo convencional y para mí es una señal de esperanza.

-Sobre la Casa Real, ¿cuál cree que es la relación de la monarquía con este tipo de creencias?

-Es seguro que la familia real encarga horóscopos. De cada nieto, han pedido el suyo, aunque ya no es importante, porque las casas reales han dejado de ser importantes.