La princesa Mako, primogénita del príncipe Fumihito y su esposa Kiko, es la última mujer de la realeza japonesa que renuncia a sus títulos por amor. Según informaba la emisora japonesa NHK, tiene previsto comprometerse con Kei Komuro, un empleado de un despacho de abogados y estudiante graduado de 25 años.

La Ley de la Casa Imperial obliga a las mujeres, que tampoco pueden reinar, a renunciar a sus estatus cuando se casan con plebeyos. Esta renuncia romántica, la familia real japonesa pasará a tener 18 miembros, de ellos 13 son mujeres y solo hay un niño, Hisahito, el hermano pequeño de Mako.

La pareja se conoció en la Universidad International Christian de Tokio hace cinco años. Komuro se ha convertido en el centro de atención de la prensa japonesa y tan solo ha declarado que le gustaría hablar de esta cuestión cuando llegue el momento, así que habrá que esperar a la confirmación del compromiso.

Mako no es una pionera de la renuncia dentro de la saga imperial nipona. Su tía, Sayako Kuroda, la tercera hija del emperador Akihito y la emperatriz Michiko, cortó lazos con la familia tras contraer matrimonio en 2005 con Yoshiki Kuroda, un urbanista y funcionario del gobierno. Un año antes, la princesa Noriko, hija de Hisako y Tamako, renunció a sus privilegios después de casarse con Kunimaro Senge, hijo de un sacerdote de Izumo.