La argentina Máxima Zorreguieta será en pocas horas reina de Holanda. Enamorada confesa del tango, plebeya, sencilla y alegre, la sustituta de la reina Beatriz será la primera esposa de un príncipe heredero actual que llegará al trono. Su esposo, el príncipe Guillermo, será coronado este martes en una ceremonia que costará 11 millones de euros, y en la que lucirá un espectacular manto de armiño que llevará el futuro rey. Del vestuario de Máxima nada se sabe, aunque es de esperar que sus joyas, cortesía de la familia política, dejen con la boca abierta.

Máxima Zorreguieta nació en Argentina en el año 1971. Es hija de Jorge Zorreguieta, quien fuera secretario de Agricultura y Ganadería durante la dictadura de Videla y que posee una casa solariega en Guipúzcoa. Graduada en Economía en la Universidad Católica Argentina, conoció al príncipe Guillermo . Ahí surgió el flechazo, pero desde el principio la relación resultó polémica por el pasado de su padre. Sin embargo, poco a poco Máxima fue ganándose el cariño de los holandeses y las encuestas dicen que hoy, tras once años de matrimonio, es la más querida de la casa real. Su marido se queda relegado a un tercer puesto.

El noviazgo tardó en hacerse público dos años, y Máxima llegó a leer una declaración en la que aseguraba que "todos sabemos los males que causó el régimen militar y, como argentina, tengo mucha tristeza por ello". Ni estas palabras, ni el obtener la nacionalidad holandesa, ni el mudarse a vivir a Holanda para aprender holandés meses antes del anuncio del compromiso fueron suficientes esfuerzos para muchos holandeses, que seguían siendo reacios al enlace. El pasado de su padre pesaba demasiado.

La Constitución de los Países Bajos obliga al príncipe heredero a obtener el consentimiento del pueblo para poder casarse, y en la votación de los 225 diputados y senadores, quince votaron en contra del enlace y siete se abstuvieron. Pero Máxima se puso como objetivo ganarse a los holandeses a golpe de sonrisa, y lo logró. Su ahora marido sacó adelante una ley que aprobó el Parlamento, en la que se estipulaba que el padre de Máxima no podría acudir al enlace. Y así fue.

La boda con el que es "el gran amor de mi vida", tal y como ella manifestó, se celebró en febrero de 2002. Máxima de Holanda se fue ganando el cariño y el respeto del pueblo holandés con un carácter cercano y latino, su sonrisa permanente y un estilo muy suyo en lo referente a moda y a sombreros.

Considerada una de las princesas más elegantes de Europa, lo cierto es que Máxima ha sido valiente y no ha dejado modelo cerrado en el armario. Sin complejos y orgullosa de su figura corpulenta, ha lucido escotes palabra de honor, espalda al aire y todo tipo de pamelas y tacones de vértigo a pesar de ser ella una mujer muy alta.

Dicen que la actual reina ha sido su consejera en moda. Su estilo, entre la sobriedad del día a día y el glamour de las grandes ocasiones, quedó patente el día de su boda, donde lució un vestido de Valentino color marfil. Aficionada a cambiarse de modelo varias veces al día en jornada laboral, Máxima suele decantarse por los grandes volúmenes y ha depositado su confianza en Fabianne Devinne, diseñadora belga de cabecera de la reina Silvia de Suecia y de la princesa Victoria, que le confecciona los trajes más arriesgados.

Chatea por internet, inculca a sus hijas que no se las den de princesitas, y además su piel blanca y su melena rubia le otorgan un aire holandés, aunque ella siga defendiendo orgullosa sus orígenes argentinos. Dicen los que la conocen que en su vida en Holanda ha encontrado dos amigas íntimas con las que habla en castellano y descarga adrenalina, y además se ha comprado una casa en Bariloche donde pasa temporadas de vacaciones y donde, además, se ha involucrado en importantes proyectos en su país natal.

A mediados de 2006 Estela de Carlotto, presidenta de la asociación Abuelas de Plaza de Mayo, el colectivo que busca a los hijos desaparecidos durante la dictadura, recibió una llamada. Era el embajador de Holanda en Buenos Aires que le informaba de que Máxima quería conocerla, y el encuentro se produjo. "Fue una reunión muy positiva. Demostró que la violación de los derechos humanos no le es indiferente. Tiene mucha sensibilidad y me pareció muy inteligente, mucho más ligada a la Argentina de lo que imaginaba", afirmó Carlotto. Esposa, madre de tres hijas y trabajadora incansable. Entre las funciones que ostenta está la de ser miembro del Consejo de Estado desde 2004, así como madrina del Fondo Orange, la fundación de la familia real que financia proyectos de inclusión social en Holanda.