Sensual hasta la médula, igualmente proporcional a su afición por los toros. Uno de los matadores más atractivos del panorama español saca a relucir sus armas de seducción a la vez que confiesa los aspectos más difíciles y tentadores de la fama.

Por muy raro que suene, José María Manzanares se aleja de los clichés que siempre han acechado a los toreros. Él es un hombre de ley, fiel a sus valores y a su familia, reservado en su vida pero atrevido en los ruedos, y por qué no, ante las cámaras.

Precisamente esto último es lo que ha demostrado con su posado en la edición española de la revista Vanity Fair, que ha captado a un Jose María Manzanares tremendamente sensual, que bien podría pasar por un modelo de moda.

Ha posado para grandes como Bruce Weber o Jean Baptiste Mondino, ha sabido ponerse una falda sin perder su masculinidad y ha vestido estilismos de estrella de rock como todo un profesional.

Pero importaban sus declaraciones, que podrían valer oro, puesto que este torero no se deja ver por la actualidad del corazón, aunque sí es un aficionado a las nuevas tecnologías. Con cuenta de Twitter y de Facebook, hasta tiene una página web que exalta su labor como torero, como hombre y como persona.

Aún así, la fama no es uno de los aspectos que mejor lleva de su vida: "La fama trae cosas y tentaciones que no son buenas. Por eso intento aislarme y no leer nada que se publique sobre mí", cuenta Jose María, "El torero suele ser un solitario. Cuando dejas de dedicarle tiempo a tu mundo interior y te ocupas más de la vida social, pierdes esa magia interna".

Y con esa 'magia' que él mismo se ha labrado, Jose Mari Manzanares ofrece a Vanity Fair España una pequeña visión de su mundo y de su vida privada, además de mostrar unas de las instantáneas más sexies hasta el momento.