Jane Fonda y Robert Redford demostraron ayer en Venecia que son estrellas de otro nivel y conquistaron la Mostra con ironía y buen humor, sobre todo el de la actriz, que aseguró que no podría negar haber «tenido fantasías» con su compañero en cuatro películas.

«No lo sabía. ¿Tenías que decirlo aquí en público?», respondió casi entre dientes Redford, que se mostró mucho más comedido y dejó que toda la atención recayera en una espléndida Fonda, que reflejó una tremenda agilidad mental y una gran habilidad para ser la protagonista.

Cincuenta años después de su mítica Descalzos por el parque (1967) y 38 desde El jinete eléctrico (1979), Redford y Fonda repiten en Nosotros en la noche, de Ritesh Batra, en la que en la que la pareja interpreta a dos vecinos, ambos viudos y casi desconocidos, que comienzan una historia.

Esta cinta era una de las más esperadas del festival al juntar a ambas estrellas, coronadas este año con el León de Oro honorífico.

«En Descalzos no podía quitarle las manos de encima y ahora con este filme, aunque es totalmente diferente, me di cuenta de que la dinámica es la misma. Es mi personaje, Addie, la que dice: ''¡vamos!, tenemos que hacerlo''».

«Me encanta el hecho de que este filme, de alguna manera, cierre nuestras carreras. Interpretamos a aquella pareja joven, enamorada y recién casada y ahora el amor y el sexo de una pareja mayor. Aunque en mi opinión Ritesh (Batra, el director) cortó la escena de sexo demasiado pronto», dijo la actriz provocando las carcajadas de los periodistas.

Con la complicidad de la audiencia continuó: «A él no le gustan las escenas de sexo. ¡Yo vivo para las escenas de sexo!. Él besa muy bien. Fue divertido besarle cuando tenía veinte años y ahora hacerlo de nuevo cuando estoy casi en los ochenta».

A lo que Redford, de 81, respondió lacónicamente: «Eso de casi...», ya que la actriz cumple 80 en diciembre, lo que provocó la rápida reacción de Fonda con un divertido: «Habla por ti».

Las ganas de hablar llevaron ala actriz a contar cuando vio por primera vez a Redford en los estudios Paramount. «Las secretarias no dejaban de hablar con él y cuando lo vi sabía que iba a ser una estrella. Podías sentir en el aire la forma en la que las mujeres reaccionaban cuando lo veían».

«Y aún es así», apuntó sonriente Redford, aunque mucho más calmado que su compañera, de la que destacó lo fácil que resulta trabajar con ella por la buena conexión que hay entre ambos. «Quería hacer otro filme con Jane antes de morir», dijo.