En pleno corazón de Portals, nos trasladamos de nuevo, gracias a la arquitectura y a su magia, a los años 80, cuando este enclave era encuentro obligado de las caras más conocidas en la noche mallorquina. El Capricho fue mítico bar entonces y ahora, al abrir sus puertas de nuevo con una imagen renovada que se nutre en gran medida de la ilusión que formar parte de esta reapertura les ha hecho a los arquitectos Mateo Palmer y Laura Blanch, junto con la interiorista Blanca Rosselló.

De hecho, con esta intervención, lo que hacen fundamentalmente es rendir un homenaje al antiguo Capricho con un proyecto innovador. Y ha sido posible gracias a la invitación del Grupo Tristán. Un binomio pasado-futuro que también se refleja en la utilización de materiales tradicionales versus materiales de última generación.

El equipo partió de estas premisas pero también de la convicción de que hay que arriesgarlo todo, perder el miedo a colores, a las formas y a materiales. Porque hay que provocar las sensaciones, jugar con la luz y las texturas para conseguir que el cliente se deje llevar. Por eso se plantearon soluciones que no se atreverían a realizar con anterioridad a esta intervención. Esta es la clave.

Las paredes están totalmente revestidas de espejos, de papeles pintados, de corian... todos estos elementos invitan a tocarlos, en especial el papel de neopreno de botellas de la entrada trasera, porque se busca cuidar, y mucho, los detalles que hacen único cada proyecto.

Se escogieron como lámparas bombines y chisteras que cuelgan sobre la barra y que por su fuerza han acabado siendo la imagen del local. Es el toque de sofisticación, el ´joke´ del proyecto. Destacan tres piezas muy potentes, estética y funcionalmente. Una barra de bar en forma de proa de barco preside el espacio. Era imprescindible darle el toque cálido, tanto en el tacto de la madera al apoyarte en la barra, como en el momento de servir la copa en el que se encuentra el cristal y la madera. El hielo y la luz surgen de la barra a modo de champanera. El botellero es una gran pieza de corian retroiluminado. Este diseño permite plantear un sugerente sistema de iluminación cambiante. Un juego de luz para cada momento. Con un lenguaje clásico de cornisa, pero construido con un material moderno.

La idea de romper la imagen rectangular del local se consigue, por un lado, con un juego de espejos que engañan a la vista y, por otro, rompiendo la esquina alzando un muro curvo de corian que crea así un lugar singular en el bar. Surgen de la curva blanca unas cajas doradas como si de cofres del tesoro se trataran, en las que los clientes más exclusivos guardan sus botellas privadas.

A pesar de no disponer de unas dimensiones demasiado extensas, la perfecta distribución de todos los elementos que lo integran hacen de este espacio un escenario para una experiencia diferente.

Este equipo profesional, con más de diez años de recorrido, ha realizado todo tipo de obras y en especial las dedicadas a la reforma hotelera a nivel nacional e internacional. Destacan sus intervenciones en República Dominicana y Méjico para Barceló Hotels y, en Mallorca, sus últimos proyectos han sido la reforma integral de los Hoteles Java y Caballero del grupo hotelero BG hotels.