Una mona que sabe a gloria

El Horno del Obispo, en Orihuela, conserva la esencia de antaño tanto en la estética del local como en la elaboración artesanal de su producto estrella en Semana Santa con la receta original de 1850

Loreto Mármol

Loreto Mármol

Es fácil estos días encontrar a Raúl Torregrosa con las manos en la masa. Propietario del tradicional Horno del Obispo, en el punto neurálgico de la Semana Santa de Orihuela, en la plaza Santa Lucía, no da abasto en estos días de Pasión. Justo donde sale la mayoría de pasos, el horario es amplio: desde las 7.30 a las 15.00 horas y de las 17.00 hasta que terminen las procesiones.

"A todas horas salen monas sin parar", asegura, y aun así a veces no puede abastecer las ingentes colas de clientes, que llegan sobre todo desde la Vega Baja, la provincia y la Región de Murcia, y numerosos encargos que incluso recibe de Madrid o Galicia. Porque la producción no para, pero se mantienen los tiempos de antaño, pese a la fuerte demanda.

En el establecimiento se gastan entre 700 y 800 kilos de harina para elaborar al día unas 1.500 monas -o toñas en Alicante-, llegando a las 3.000 los días fuertes de Jueves y Viernes Santo. Se trata del producto estrella, con permiso del roscón de Reyes, por el que es conocido, además de la mona con huevo -también de codorniz- y con chocolate.

Cuenta la tradición que su nombre se debe a que se encontraba frente a un convento, siendo el horno encargado de llevarle el pan al obispo.

Así, desde el año 1850, generación tras generación -y ya va la quinta-, el horno mantiene su esencia. De esa fecha, hace ya 174 años, data la receta que se hace hoy en día, completamente artesanal. "Se sigue elaborando de la misma manera", explica Torregrosa, que añade que lo que le da el sabor característico "son las horas de fermentación y el trabajo", además de "los pocos químicos y levadura que contienen".

Los panaderos suelen comenzar a amasar por la tarde. Después esperan seis horas a que fermente, se elabora y de nuevo otro reposo de entre seis y ocho horas. Todo ello ofrece un buen bocado que además es toda una tradición compartir en familia y con un chocolate caliente.

También se venden estos días entre 800 y 1.000 monas de nazareno, siendo el día fuerte el Viernes Santo, cuando se celebra la procesión general en la que participan todas las cofradías con los pasos que ya han desfilado a lo largo de la semana -a excepción de los de la Hermandad del Silencio y del Cristo de la Buena Muerte- en orden de Pasión y Muerte. Un día largo que termina con los "Armaos" y el pueblo oriolano escoltando al "Abuelo" -Nuestro Padre Jesús Nazareno-, patrón de Orihuela, al son de la "Anunciación de la Jota", hasta la puerta del Ayuntamiento, donde se realiza el tradicional y solemne acto de despedida hasta el primer Viernes de Cuaresma del año siguiente, al son de la Marcha Real.

Torregrosa, que tiene 37 años, lleva desde los 16 trabajando en esta empresa generacional, a la que en realidad lleva ligado desde los 7. Con la peculiaridad de que no pertenecía a la familia, el horno ha acabado en sus manos al rechazar el relevo la última generación.

El local contrasta con las panaderías chic y con un look moderno que proliferan. El comercio, que está adherido al Camino de la Cruz de Caravaca, conserva reliquias de otros tiempos, como una máquina refinadora de 1900. También mantiene intacta la estética de los años 60, con un mostrador que "mantiene la esencia de antaño", comenta Torregrosa, que subraya que en alguna ocasión han querido renovarlo pero que "los clientes no quieren".