¿Cuánto patrimonio de Orihuela hay en casas particulares y fincas privadas? Esa es una pregunta a la que nadie sabe contestar, pero que más de uno se hace en la ciudad cuando conoce un nuevo caso de alguien que guarda un objeto que en su día perteneció a uno de los muchos palacios que había en la localidad. Lo más grave es cómo, a veces, se ha conseguido ese patrimonio. Y si no que se lo pregunten a un joven oriolano, que prefiere mantener el anonimato, que guarda desde hace más de 3 años una antigua lámpara que, asegura, recogió de un contenedor de obra para tirar a la basura junto al Palacio Sorzano de Tejada, que acoge el Museo de la Fundación Pedrera y que, por aquel entonces (finales de 2014), gestionaba el Ayuntamiento de Orihuela, a la sazón gobernado por PSOE y Los Verdes.

«En ese tiempo estaban arreglando el tejado del Palacio Sorzano de Tejada y la lámpara llevaba varios días allí tirada, con los restos de obra», explica el joven, quien no dudó en quedarse con la luminaria, «ya que me pareció una aberración que tiraran a la basura una pieza así», que enseguida supo que era original y única en su condición, entonces, de estudiante de Historia del Arte, y hoy licenciado.

El nuevo propietario de la lámpara consultó con varios profesores de la Universidad de Murcia la autenticidad y antigüedad de este valioso objeto tallado en madera y con hierro forjado de más de un metro. «Alguno me dijo que podría tratarse, incluso, de una pieza del siglo XVII y XVIII, aunque la mayoría se decantan por el siglo XIX como la fecha de la que data, imitando al Renacimiento alemán».

Estilo centroeuropeo

La lámpara tiene un aire campestre y es de estilo centroeuropeo. Este tipo de luminarias, que originalmente llevaba velas -aunque en este caso se han hecho pequeñas modificaciones posteriores en los portavelas para pasar cables de luz- era muy habitual verlas en palacios por su majestuosidad y grandeza. En el Sorzano de Tejada encajaría muy bien, aunque también en casas señoriales de las que hay cerca. «Se la he llevado a varios anticuarios y todos coinciden en su antigüedad y que la madera, que va tallada, no sería la original porque es muy difícil que se conserve tan bien, pero que la parte de hierro sí lo es», señala el joven.

La lampara impresiona por sus dimensiones y lo bien conservada que está, aunque necesitaría de una restauración que tendría que ser llevada a cabo por un experto para no dañar los elementos originales. Los clavos están hechos a mano, y las cadenas y pátina se notan que son antiguas. «La verdad es que la lámpara me desconcierta, el forjado y las cadenas ya no se hacen así, a mano, tiene un cierto aire gótico y el óxido y las marcas del tiempo que tiene son algo que los coleccionistas valoran mucho».

Cesión

Solo hay un pero. En su casa no tiene cabida y el lugar donde la guarda no es el mejor para la conservación de una pieza tan antigua. El joven oriolano lo sabe «y es algo que me revienta como historiador de arte». Por eso, dice que no le importaría cederla a algún museo de Orihuela para que se restaurase y expusiese. El joven se ha puesto en contacto con la Asociación Castillo de Orihuela para asesorarse. El portavoz de la asociación, Juan Ignacio Caballero, critica la gestión municipal «desde hace muchos años en cuanto al patrimonio y ahora podemos entender por qué se ha expoliado tanto y que mucho de ese patrimonio esté en zonas privadas», concluye.