La sesión plenaria celebrada ayer en San Fulgencio estuvo dirigida por la alcaldesa en funciones, Susana Ortuño. Es una de los cinco concejales que fueron expulsados del PP por negarse a dar la espalda a Carlos Ramírez tras su condena. Ortuño fue la primera en tomar la palabra y leyó un comunicado en nombre de los ediles no adscritos. Defendió que no son tránsfugas porque salieron de la formación «por no acatar las órdenes del PP» y eso no implica «deslealtad al electorado» por lo que «no hay transfuguismo».

La concejala dijo que la dirección del partido «les forzó a abandonar el PP» y decidieron continuar en el gobierno «por ética, por coherencia política y por defender a los ciudadanos». Consideró que «no es éticamente reprobable salir (del partido) por desacuerdo con las directrices», ya que les pidieron aplicar una «política de obstrucción» contra Ramírez. A su juicio, el concepto de tránsfuga se centra en «determinar si ha habido deslealtad con el electorado o con el programa electoral» y, en su opinión, nada de eso se ha dado en este caso. Ello a pesar de que el diccionario de la RAE dice de forma clara que tránsfuga es una «persona que con un cargo público no abandona este al separarse del partido que lo presentó como candidato». Susana Ortuño recordó que el exregidor fue condenado en primera instancia y que ha recurrido ante la Audiencia Provincial. Se preguntó «qué hay de la presunción de inocencia», porque, a su entender, hasta que no haya una condena firme, Carlos Ramírez sigue siendo inocente. La regidora en funciones pidió al nuevo alcalde «que vele por el bienestar de los vecinos» y le deseó «lo mejor en su nueva andadura».