Los dos árboles centenarios ubicados junto a la entrada principal del cementerio de Torrevieja pasarán a formar parte del recuerdo en poco tiempo. Los ejemplares, uno de ellos de 30 metros de altura, molestan para seguir con la ejecución de las obras para aumentar la potencia eléctrica de la desalinizadora. Ayer, el alcalde, José Manuel Dolón, y la edil de Medio Ambiente, Fanny Serrano, se reunieron con la empresa que está realizando los trabajos para estudiar opciones para mantenerlos en su lugar pero no lo consiguieron. El único compromiso que anunciaron es que se buscará una empresa especializada para «intentar garantizar su supervivencia» trasladándolos a otra zona.

Que los árboles sobrevivan a ese traslado es algo que el regidor puso ayer en duda durante una comparencia pública. Dijo que por la morfología de sus raíces es casi imposible que una operación de esas características concluya con éxito, aunque, al menos, se intentará. Según el ecologista, el consistorio no puede hacer nada para que el eucalipto y el pino sigan en ese lugar porque la obra para llevar más energía a la desalinizadora está calificada como de interés general.

«Hemos intentado que el eucalipto, tanto por su valor como especie como por su valor sentimental, pudiera quedarse en el lugar en el que se encuentra actualmente pero es muy difícil mantenerlo allí por la confluencia de las redes de agua y saneamiento en ese punto y porque carreteras también exige una distancia mínima manteniendo una servidumbre de 25 metros», señaló después a través de un comunicado. Por ello, «el compromiso inicial es ver si se puede transplantar a algún lugar con las suficientes garantías de que se mantenga vivo, que no sea un esfuerzo inútil», trasladaron desde el consistorio.