Los propietarios de la torre vigía de Pilar de la Horadada (siglo XVI) dejaron ayer plantados a los técnicos de la Conselleria de Cultura y del Ayuntamiento que debían acceder a la atalaya para examinar su estado de conservación. Según informaron ayer fuentes municipales, la Generalitat les envió un requerimiento pidiendo permiso para entrar al torreón el pasado lunes, pero acudieron y se encontraron con la finca cerrada a cal y canto y sin posibilidad de ver su interior.

A dicha cita acudieron también los ediles de Cultura e Infraestructuras, Trinidad Escarabajal y José Francisco Albaladejo, quienes se quejaron de que los dueños «una vez más se niegan a dejar que los técnicos realicen su trabajo».

Tras realizar una inspección desde el exterior, tanto el técnico de Conselleria como los del propio Ayuntamiento coincidieron en resaltar «el estado de deterioro en que se encuentra la torre vigía, y determinaron que convenía extrapolar la situación al interior». Por toda esta situación, se requirió presencia de la Policía Local, que se desplazó hasta la torre y al comprobar que no era posible el acceso y que ningún propietario se personó a la cita de Conselleria, se abrió diligencia dando constancia de ello.

Rehabilitación

Desde el Ayuntamiento de Pilar de la Horadada aseguran que seguirán trabajando para que sea rehabilitada y se encuentre en optimas condiciones además de poder ser visitada por todos.La atalaya se erigió en el año 1591 como una de las fortificaciones del Reino de Valencia para la defensa del territorio contra los ataques de los piratas berberiscos hasta que a finales el siglo XIX fue vendida en subasta pública al conde de Roche.

El edificio es un Bien de Interés Cultural y, según la Ley de Patrimonio Valenciano, se debe de abrir a visitas al menos cuatro veces al mes. Sin embargo, la familia que ostenta hoy el título nobiliario se ha negado hasta el momento y mantiene en absoluto secreto su contenido, según critican desde el Ayuntamiento. La situación recuerda a la que se vivió durante años en A Coruña con el Pazo de Meirás, propiedad de la familia Franco.