El pasado lunes, 9 de abril, la agrupación socialista de Torrevieja, rindió un sincero homenaje a la memoria de la compañera Carmen Chacón. Huelga cualquier presentación de la figura de la gran socialista que fue. Y en estos días numerosos compañeros y compañeras han glosado con fortuna su legado, así que no voy a hacerlo en estas líneas. Creo que no es dificil entender la necesidad y oportunidad de esa celebración de la memoria colectiva de los socialistas de este país para tratar de poner en valor todo lo que, a mi entender, significó y significa Carmen.

Fue un acto modesto, alejado de planteamientos partidarios o camarillas en mitad de un campo de batalla, en muchas ocasiones imaginario. Nacido, por qué no decirlo, desde la inocencia política. Entendida la palabra inocencia como: falta de malicia, mala intención o picardías varias.

La agrupación socialista de Torrevieja quiere reivindicar un nuevo camino, enmarcado en esa inocencia que comentaba, una nueva forma de hacer y entender la política en nuestra ciudad y en nuestra agrupación. Son nuevos tiempos que requieren nuevas formas. Tiempos para el consenso y el acuerdo, tiempos para tratar de entender las razones del otro antes que el imponerle las nuestras. Los días de las mayorías absolutas han quedado atrás y nada podrá construirse de manera durarera en términos políticos si no aceptamos esa nueva regla de juego.

Cualquier dirigente político dentro de cualquier organización tiene la obligación de hablar claro y tomar decisiones de forma autónoma. De pensar lo que se dice, sí, pero no autocensurarse o dejar de tomar decisiones presionado por el miedo a que otros con opción de determinar su futuro político en un momento dado pueda o no gustarle lo que se dice o se hace. Lo mínimo que podemos exigirnos a nosotros mismos es el mantenimiento de las convicciones propias. No hacerlo así, es convertir la apasionante y dura tarea de la política en una juego de trileros destinado a esconder lo que verdaderamente pensamos y sentimos.

Todo esto viene a colación del homenaje a Carmen Chacón en Torrevieja. Y de defender su legado y lo que podemos aprender, a día de hoy, en el partido socialista obrero español. A nadie se le escapa que dentro del partido hemos dejado atrás tiempos recientes muy convulsos para toda la organización. Tiempos que han dejado heridas que no han cicatrizado. En el que unos y otros hemos ido recopilando una especie de memorial de agravios con el que atizarnos los unos a los otros en el bucle de un día de la marmota que ha durado demasiado tiempo. Digámoslo claro.

La noche en que Carmen Chacón pierde la votación frente Pérez Rubalcaba, por 22 votos de diferencia, sucede algo, para mi mágico. Carmen, tras la votaciones, cuando ya Rubalcaba salía del escenario alza la voz y dice: Tiene razón, Alfredo. Se me ha olvidado algo - Dice con una hermosa sonrisa. Todos los presentes quedan en suspenso- Se me han olvidado los mimos. Tras esas palabras se produce un largo y prolongado abrazo entre Carmé y Alfredo.

Y aunque pueda parecer una idiotez. Eso es lo que nos está faltando. Por eso, desde estas lineas reivindico el gesto de Carmen, de esa gran socialista con un inmenso corazón para entender al otro. Entendámonos, abracémonos.

No quiero terminar sin agradecer el gran trabajo de todos lo que participaron en la celebración del homenaje en la casa del pueblo de Torrevieja. Empezando por mi secretario general, Javier Manzanares y por todos y cada uno de los miembros de la ejecutiva municipal que no dudaron en trabajar para que fuera un éxito. Agradecer desde el corazón y la inocencia a Toñi Serna por sus palabras. Y quiero nombra de manera expresa al secretario de organización de la provincia, Francis Rubio, que desde el minuto uno, en conversación personal, me trasladó su total apoyo a la iniciativa y puso a nuestra disposición cualquier cosa que pudiésemos necesitar. Gracias a todos. Gracias Carmen.