La capital de la Diócesis vivió ayer con toda la intensidad la primera noche de desfiles pasionales de Semana Santa. Orihuela amaneció bajo un sol radiante y sin las nubes que empañaron la procesión del día anterior. Con el ocaso descendió el mercurio y refrescó, pero eso no impidió que miles de personas se echaran a la calle desde la Plaza de Santa Lucia hasta Monserrate para arropar a los nazarenos y, también, recoger caramelos. En total fueron cuatro las cofradías y hermandades que sacaron sus tronos, las dos ligadas al Lunes Santo y las otras dos que el día anterior se quedaron bajo techo por la lluvia.

La Pontificia, Real e Ilustre Hermandad de Nuestro Padre Jesús en el Paso del Prendimiento protagonizó ayer la primera procesión enmarcada en los actos del 75 aniversario de su fundación. Es algo que se está celebrando con especial ilusión al saber que cuentan incluso con el apoyo de la Casa Real. El Rey Felipe VI ha aceptado su nombramiento como Hermano de Honor y les ha enviado una credencial que se guardará con mimo en su archivo histórico. El colectivo mira al futuro teniendo muy presente sus orígenes y este año ha recuperado una biga de madera tirada por dos caballos que fue presentada ayer escoltando a su paso titular. El carro data de 1951 y ha estado en desuso durante décadas hasta ahora, que ha sido restaurado por el hijo del que lo fabricó, Víctor Jimeno. También hubo estrenos en el tercio de la Negación de San Pedro, que exhibió nuevo estandarte bordado por Ascensión Pérez. Antonino Fabregat, por su parte, se integró en la comitiva como porta-guión y todos los nazarenos, incluyendo a los del tercio de la Oración en el Huerto, realizaron su estación de penitencia iluminados por una nueva luz blanca en los cirios con los que acompañaron a sus tres pasos, todos ellos obras de Federico Coullaut-Valera (años 40 y 50).

También la Cofradía de La Samaritana, que fue la primera en cruzar el umbral del Museo de Semana Santa precedida por la Convocatoria, presentó ayer nuevos elementos que engrosan su patrimonio. Su paso titular, con la imagen de la mujer portando el ánfora (Coullaut-Valera, 1946), lució ayer un nuevo vestido que ha sido tejido por Ascensión Pérez, mientras que la imagen de María Magdalena en el paso de La Conversión (de José Planes y Antonio García Mengual, 1969) llevó ayer por primera vez la nueva corona encargada a la Orfebrería Penalva. Elisa Gil tiene este año el privilegio de portar la bandera del colectivo cofrade como reconocimiento a su implicación, un pendón que llevaba anoche un crespón negro en recuerdo a José María Hernández, que fue presidente del colectivo durante 40 años y ayer siguió la procesión desde el cielo. La Cofradía «Los Azotes» y la Hermandad del Cristo de Zalamea, que no salieron el domingo, cerraron ayer la procesión.