Ganas de procesión había anoche a las puertas del templo de la Inmaculada de Torrevieja. Tras la obligada suspensión de «las Mantillas» por un tiempo que aconsejaba prudencia antes de poner a caminar a la Virgen de la Esperanza en su traslado desde el Sagrado Corazón, la de ayer fue la del estreno para el grueso de cofradías torrevejenses.

Y para el numeroso público que desde mucho antes de su salida se coloca en los mejores sitios del recorrido, y que se quedó con ganas el domingo de procesiones (y los más peques de los primeros caramelos). Procesionaban la Cofradía de la Convocatoria y Mujer Samaritana, la de Nuestro Padre Jesús en la Última y Sagrada Cena, la Oración del Huerto de los Olivos, la del Cristo de la Flagelación con la Virgen de la Estrella y San Judas Tadeo, la cofradía matera del San Pedro Arrepentido que, este año sí, pudo hacer su salida de Lunes Santos después de que el pasado año un problema con el mecanismo de desplazamiento en el último momento impidiera su salida, y la Cofradía del Nazareno. Seis cofradías con sus seis bandas de música que llenaron de estética religiosa y solemnidad las calles del centro de la ciudad.

Es en procesiones de medio recorrido como la del Lunes Santo donde mayor importancia adquieren los sonidos. La música crea el ambiente ideal para que se participe del espectáculo sagrado. Esencial, aunque no suficientemente valorado por el espectador que deja de serlo tras el paso del trono con su correspondiente imagen desbaratando las filas del público al paso de la última banda acompañante. La música es indispensable en la creación de ese ambiente de fervor que cada cofradía intenta conseguir con su escenificación evangélica.