En cinco ocasiones el alcalde de Algorfa, Manuel Ros (PSOE), ha negado a su Policía Local la compra de un etilómetro. El asunto no dejaría de ser una mera queja sindical contra un regidor si no fuera porque éste fue condenado el pasado enero a la pérdida de un año del carné de conducir por triplicar la tasa de alcoholemia tras ser detectado en un control en Benijófar.

Por aquellos hechos, por lo que tuvo que pagar una multa de 720 euros, pidió perdón en un pleno al que asistía el secretario comarcal socialista, Manuel Pineda, como señal de apoyo de éste en plena campaña para su reelección a la secretaría comarcal.

Pero, pese a la imagen de redención que Ros intentó dar, no ha atendido la demanda de sus agentes para combatir a los conductores que circulan bajo los efectos del alcohol, como era su caso. El Ayuntamiento, a priori, no tiene problemas para adquirirlo porque esta misma semana aseguraba haber cerrado 2017 con un superávit de más de 800.000 euros. ¿Cómo se las arreglan los agentes? Pues tienen que solicitar a otras policías cercanas el etilómetro y explican que, «pese a haberlo solicitado en cinco ocasiones el alcalde no lo adquiere para así poder controlar que los conductores no se pongan al volante superando las tasas de alcoholemia permitidas, garantizando con ello la seguridad de todos los usuarios de las vías».

Más demandas

El alcoholímetro no es la única demanda que le hace el sindicato CSIF, porque tampoco, dota a los agentes, denuncian, de otro material necesario para «poder trabajar con seguridad, por ejemplo la compra de chalecos anti-bala personales o un lazo de captura para perros potencialmente peligrosos».

La principal queja que hacen son los coches patrulla, dos con más de 400.000 kilómetros cada uno y nueve años de vida y uno que en un año ha acumulado 115.000 kilómetros, porque es el único que está «en condiciones». Ayer, el delegado de CSI-F denunció el mal estado y el abandono que, en definitiva, no sólo sufren los vehículos, también los policías.

El sindicato asegura que, antes de denunciar estos hechos, han intentado que el Ayuntamiento ponga remedio. «Existen varios informes que la Jefatura de Policía ha remitido al alcalde, informando del mal estado de los coches patrulla. En el último de ellos, el encargado de la sección de vehículos ha informado que uno de los coches patrulla "no se encuentra apto para patrullar"», explica.

Los agentes aseguran que «están cansados que los coches patrulla en los que los policías prestan sus servicios estén continuamente en el taller, además de presentar continuas averías y roturas debido a la acumulación de kilómetros y antigüedad, provocando que los Agentes tengan siempre el temor de «llegaremos o no llegaremos al aviso que nos han pasado o si el coche patrulla se quedará a mitad de camino, no pudiendo atender los requerimientos de los ciudadanos». El delegado de personal recuerda que hace dos navidades»nos quedamos sin coche patrulla y, una Policía Local cercana tuvo que cedernos uno».