Los artistas tienen sus excentricidades que, la mayoría de las veces, son genialidades. Pocos escultores se atreverían a innovar con un trono de Semana Santa, cuyas cofradías se mantienen fieles a una tradición de siglos. Convertir los pasos de estilo barroco en modernistas puede provocar que más de uno se eche las manos a la cabeza. Pero dicen que renovarse o morir, y, con esa filosofía, Paco Manzanera se ha atrevido a dar un paso más allá con un trono diferente que procesionará por primera vez esta Semana Santa en Catral. Este escultor catralense tiene mucha experiencia en tallar tronos, pasos e imágenes religiosas pero, esta vez, ha decidido innovar con el beneplácito de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Catral, que con 76 años, es una de las más veteranas.

La Virgen de la Encarnación, que procesiona el Domingo de Resurrección, estrenará ese día un trono blanco con motivos azules y una peana con toques dorados, muy diferente a los tonos marrones y oscuros que llevan los pasos de Semana Santa. Manzanera le ha dado un toque modernista con aire «art decó» para hacer de éste un trono único en toda la Vega Baja. «Estoy deseando que llegue el día para ver la reacción de la gente, de momento los que lo han visto dicen que les ha gustado, pero el veredicto lo darán los fieles el Domingo de Resurrección», en la procesión del Encuentro.

El presidente de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora de la Encarnación, José María Llopis, ha participado en el proceso de creación de este peculiar trono tallado en madera, y señala que «el trono que estábamos usando era demasiado pesado y al encargar a Paco otro más ligero surgió la idea de darle un toque modernista, que le va muy bien porque cuando procesiona es el día de júbilo y alegría y por eso no desentonan los colores blancos y azules usados». Manzanera ya restauró la imagen de la Virgen de la Encarnación, que tiene 132 años «y le tallé los dedos que estaban rotos», recuerda. El trono también será usado por la Virgen del Pilar.

Este escultor catralense es una de esos artistas que conoces y que cuando ves su taller sabes que estás delante de un genio. En un pequeño local, junto a la Iglesia de los Santos Juanes, este artista elabora sus creaciones y lleva a cabo las restauraciones. Las figuras se amontonan en el pequeño espacio, donde también guarda algunos retratos que ha hecho y las imágenes religiosas que aún no han recogido quienes se las encargaron. Junto a ellas, otras figuras más cinematográficas como la de Gandalf, el personaje de El Señor de los Anillos, o Yoda de Star Wars.

Llama la atención que en su taller hay muchas herramientas pero todas son manuales, ninguna eléctrica. «Podía utilizar una motosierra, pero entonces perdería el encanto que tiene el hacer con tus propias manos una creación, ya no sería un proyecto tan tuyo como los que yo hago paso a paso, aunque eso suponga emplear mucho más tiempo», nos explica, mientras con su gubia talla el rostro de una mujer. Su trabajo se centra en la madera, aunque también funde bronce, talla el mármol y la piedra, usa la resina y domina la policromía. Un artista polifacético que es muy reconocido en su sector.

Plastilina

Para cada encargo hace primero un boceto, un dibujo que después moldea en plastilina, pero no una especial «la que utiliza cualquier niño». De esta manera visualiza en 3 dimensiones cómo quedará la figura realizada normalmente en madera. «Al hacerlo con plastilina puedo corregir errores fácilmente antes del trabajo final», explica el escultor. Después coge la materia prima, un gran bloque de madera, y con las gubias empieza a tallar las figuras «igual que se hacía hace cinco siglos». Lo más difícil, reconoce, «es mostrar la expresividad, que el gesto de la imagen te llegue a transmitir emotividad o dolor».

Paco Manzanera se atreve con todo. «He recibido encargos desde Albacete hasta para el Cónsul de Kazajistán», cuenta, mientras explica cómo con un par de ideas que se le den de lo que se quiera esculpir, es capaz de hacer las figuras más creativas. La Vega Baja cuenta con varias creaciones suyas, sobre todo imágenes religiosas. Es el caso de San Judas Tadeo que se puede ver en la iglesia de Catral, un San Pascual de escayola para el altar de San José o la imagen del Cristo de la Misericordia para la Cofradía de la Virgen de los Dolores de Catral que se guarda en la sede de la Junta Mayor de Cofradías por sus dimensiones, 1,80 metros y que, reconoce, «es la talla que más me ha costado, todo tallado en madera que salió del mismo tronco y me llevó un año de duro trabajo artesanal».

Ahora fija su mirada en tallar un trono de madera para la imagen de San Juan de Benejúzar «y es un reto porque medirá 1,80 por 2,50 metros». Pero ningún reto es imposible para este artista que, con sus manos, es capaz de convertir un simple tronco de madera en la creación más inesperada.