Ayer aseguraban los bomberos que fue una de las llamadas más extrañas que habían recibido en su vida. Un hombre, cliente de un hotel, que al parecer sufría demencia senil y que participaba en un viaje organizado, estaba atrapado por uno de sus testículos. Eran las once de la mañana y se envió un equipo de rescate tras comunicar al jefe del servicio el insólito servicio que se les estaba requiriendo. Nadie se tomó aquello a broma.

Los hechos ocurrieron cuando el hombre era auxiliado por dos cuidadores para darse una ducha. A fin de facilitarle una mejor posición, uno de ellos tuvo que coger, para sentarlo, una silla plegable, tipo tijera y de rejilla, que estaba en una de las terrazas, siempre según la versión facilitada por fuentes oficiales. Al parecer la silla era de material plástico. Sin saber explicar los motivos, el testículo quedó enganchado entre dos de los barrotes cuando fueron a sentarlo. La presión produjo un enorme dolor a esta persona mientras las dos personas que lo atendían decidieron llamar a urgencias porque el hombre se encontraba ensangrentado.

Los bomberos acertaron en cuestión de segundos en cómo liberar el testículo y solicitaron que esta persona fuera trasladada al Hospital Universitario de Torrevieja para una cura. Eran las 11.30 horas cuando el servicio se dio por concluido. Los clientes del establecimiento hotelero se mostraron sorprendidos por la presencia de los bomberos sin que, aparentemente, ocurriera absolutamente nada. Ese hombre había permanecido atrapado en esas extrañas condiciones una media hora que nunca olvidará. Los hechos ocurrieron en un establecimiento situado en la urbanización Cabo Cervera.

Los bomberos de Torrevieja tienen experiencia en rescates insólitos, aunque el del pasado lunes es el más extraño que recuerdan. El pasado mes de enero, sin ir más lejos, tuvieron que auxiliar a una niña de tres años que metió la cabeza entre los barrotes de una puerta de su centro escolar sin poder sacarla.