La típica foto de Orihuela que se hace junto al Puente Nuevo con el escudo en el río y, de fondo, algunos de los más bellos edificios como la Catedral, el Seminario o el Palacio Episcopal, hay que hacerla encuadrando bien para que no salga ni la basura que se acumula a unos metros del azud del río ni los numerosos grafitis que jalonan el entorno y los propios muros del río. Una estampa que resta belleza a la que está considerada como «la postal» de la ciudad de Orihuela.

Los residuos de todo tipo, sobre todo botellas de plástico, botes de refrescos, envases y hasta balones, se acumulan bajo el puente peatonal que cruza de una parte a otra y quedan atrapados entre las numerosas cañas que también quedan ahí estancadas tras llegar río abajo. La basura que no queda atrapada entre ese cañizo acaba bloqueando la entrada de la acequia de Callosa de Segura, que riega gran parte de la huerta de la Vega Baja, para desespero de los regantes que más de una vez, y por sus propios medios, han tenido que limpiarla, exponiéndose a una multa de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) que sanciona, paradójicamente, a quienes limpian el río sin permiso, cuando lo hacen, precisamente, por la dejadez del organismo de cuenca que es quien tiene la responsabilidad de acometer esa limpieza lo que, a la vista está, no hace.

La CHS, en más de una ocasión, ha pasado la pelota al Ayuntamiento de Orihuela, que señala que no es el competente para limpiar el río y así, entre unos y otros la casa sin barrer, o mejor dicho en este caso, el río sin limpiar. Hace un año, el Juzgado de Aguas de Callosa se gastó cerca de 20.000 euros en retirar todo tipo de objetos, cañas y lodos del cauce, tras pedir permiso a la CHS y ante su inactividad. Este organismo sí llevó a cabo una limpieza exhaustiva de los lodos del fondo del río el pasado mes de noviembre, pero ya han empezado a brotar en el tramo que discurre por la calle río y salesas, para desespero de los vecinos ya que el Segura vuelve a oler en Orihuela.

A la basura y los lodos se une la fea imagen que dejan los muchos grafitis y pintadas en el entorno del río. El Ayuntamiento, a través de un taller de empleo y formación, ha contratado a 36 personas que ya han empezado con las tareas de jardinería, pintura y limpieza en ese entorno, quitando algunos de esos grafitis, aunque sólo los que se encuentran en zonas de titularidad municipal, quedando a la vista las que están en los muros del río.