Orihuela vuelve a la tranquilidad tras tres intensos días en los que la ciudad ha retrocedido al medievo. El Mercado Medieval, que se precia de ser el más grande de España, cerró ayer sus puertas. Los personajes que han participado en este largo fin de semana parecía que tenían ganas de marcharse ya que el desfile general, anunciado en el programa para las 21.30 horas, se adelantó casi media hora, por lo que quienes acudieron a esa hora a la explanada de Santo Domingo, desde donde salía el desfile, se quedaron sin verlo. Este desfile está organizado por la empresa que se adjudicó la instalación de este Mercado Medieval.

Saltimbanquis, exóticas bailarinas, bufones, magos, cetreros y malabaristas animaron el colorido desfile por las calles de la localidad, mientras los puestos fueron cerrando una vez pasó la comitiva festiva. En total han sido más 300 las paradas instaladas en este zoco en el que se podía encontrar desde la más variada bisutería, a cactus, artesanía, herrería, juguetes, ambientadores o remedios para todo tipo de dolencias. Mención aparte merecen las posadas que este año sí se llenaron de oriolanos y visitantes para degustar todo tipo de carnes y embutidos.

La edición de este año, la vigésima, ha contado con más visitas que en las últimas ediciones, si bien el tiempo ha acompañado estos tres días, a excepción del viernes que tuvo que retrasarse la inauguración a causa de la lluvia. Para la edición 21 se espera que se anuncien novedades.