El municipio de Catral se convirtió ayer en el epicentro festivo y religioso de la Vega Baja con la multitudinaria romería para venerar a Santa Águeda. Se trata de una tradición que sobrevive al paso de los siglos y que atrae especialmente a mujeres que acuden a pedir protección a la imagen, pues se le atribuye una faceta protectora de las enfermedades relacionadas con los pechos. También son muchos los agricultores que se encomiendan a ella para implorar cosechas abundantes. Tras días de precipitaciones, ayer la lluvia dio tregua y el trono pudo recorrer los dos kilómetros que separan la iglesia de los Santos Juanes de la ermita, un camino repleto de puestos con dulces artesanales y atracciones de feria.

La romería más popular de Catral va más allá del carácter religioso y se ha convertido con los años en un evento que atrae a familias de toda la comarca y también de Murcia. Las fiestas en honor a Santa Águeda tienen un impacto económico importante en el municipio dado que según calcula el concejal de Turismo, Francisco Grao, durante el fin de semana han pasado entre 10.000 y 15.000 personas por la localidad, lo que revierte en el tejido hostelero. La llegada de visitantes fue aprovechada por el Ayuntamiento, que un año más instaló un punto de información turística para dar a conocer los festejos populares de la localidad y también sus atractivos, como son las rutas verdes por la huerta del Segura.

La imagen de la Santa presidió ayer la eucaristía celebrada en la iglesia parroquial y tras el rezo fue trasladada a su ermita acompañada por centenares de personas, entre las que se encontraban las reinas y damas del municipio, autoridades locales y feligreses. Durante el recorrido fueron muchos los que aprovecharon para comprar las tradicionales bolas de caramelo y también turrones, pues artesanos de toda la provincia se desplazan cada año hasta Catral para ofrecer sus especialidades. Como manda la tradición, las familias del municipio se reunieron después para celebrar almuerzos en los que no faltaron algunos de los clásicos de la gastronomía catralense, como el cocido con pelotas o el arroz con conejo. La fiesta, declarada de Interés Turístico Provincial, volverá a la calle en 2019.