La calle Ucrania es una de las principales de la urbanización Los Balcones. Da salida al tráfico al propio residencial desde la avenida de Orihuela, que cruza la urbanización en sentido San Miguel de Salinas. En uno de sus tramos, el que discurre frente al Hotel Doña Monse, una comunidad de propietarios ha resuelto situar carteles de prohibido el paso bajo el lema de «propiedad privada», tanto a peatones como a conductores. Las indicaciones, bien visibles, no oficiales, están encaramadas a las señales de tráfico convencionales y rubricadas por el logotipo de la comunidad de propietarios de Lago Jardín I, lo que le da al anuncio imagen de «oficialidad». Tanto esa calle como la mayor parte del resto de este residencial, que se extiende desde la CV-95 hasta las proximidades de la orilla de la laguna de Torrevieja, son públicas. Así, al menos figuran en el inventario municipal de bienes.

En esos viales, entre otros servicios públicos, hay alumbrado, en su día renovado por el Ayuntamiento, y contenedores de residuos, que son vaciados a diario, de lunes a domingo, por la empresa de recogida municipal. Los principales argumentos para «privatizar» estas zonas públicas, son que una parte del «trabajo» de mantenimiento que debería realizar el municipio lo asumen con sus propios recursos los vecinos. En este caso, por ejemplo, parte de la jardinería e incluso la limpieza de una rambla que desemboca en la calle Enol, que han abordado los propios residentes tras reclamarlo en varias ocasiones, durante este mandato y anteriores.

También prima el criterio de prevención y seguridad. Las advertencias de prohibición de paso intentan trasladar tranquilidad al vecindario ante posibles robos -el principal delito registrado en Torrevieja por relevancia y número de casos es el asalto a viviendas vacías. Para los servicios municipales que deben fiscalizar el cumplimiento de la legislación urbanística atajar este tipo de actuaciones unilaterales, de dudosa legalidad o directamente ilegales desde el punto de vista urbanístico, es muy difícil, si no media una queja formal en el Ayuntamiento. Sobre todo en un término municipal con cientos de urbanizaciones y una planta estimada de 160.000 viviendas, con numerosas situaciones similares. Estos mismos casos se extienden a lo largo y ancho de Torrevieja, en situaciones enquistadas, en algunos puntos, desde hace décadas.

Tampoco es un problema exclusivo de Torrevieja. Se da en las áreas turístico residenciales de la Vega, también con intervenciones más sofisticadas, como el cierre del acceso principal a una urbanización con vallados y control de matrículas -Colinas Golf y Entrenaranjos.