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Como un vecino más de Torrevieja

El exalcalde Pedro Hernández pasa página tras cumplir condena, hace vida familiar, muy alejado de la vida pública y la política

Como un vecino más de Torrevieja

Sonriente y muy tranquilo aparecía Pedro Hernández Mateo en el Juzgado de Torrevieja el pasado martes. Llegó caminando, dando un paseo, con su abogado, a la que era primera aparición en su ciudad por un asunto público. Un asunto judicial. Una comparecencia anterior en el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, en 2012, concluyó con una condena de tres años de cárcel que cumplió en el centro penitenciario murciano de Campos del Río.

La cita del martes era otro de los temas pendientes que le quedan al exalcalde con la Justicia. El de una causa abierta hace nada menos que doce años por el actual alcalde José Manuel Dolón (Los Verdes) por no convocar a su criterio once de los obligados plenos mensuales del Ayuntamiento cuando presidía como alcalde la Corporación entre 2003 y 2007. Pero a tenor de la familiaridad con la que se movía por los Juzgados repartiendo saludos y compartiendo charla con los muchos que le tendían la mano a su paso , más parecía que iba a inaugurar (otra vez, aunque con algo menos de energía) el Palacio de Justicia que a sentarse en el banquillo de la Sala de lo Penal.

Algunos de los citados como testigos en este nuevo juicio del que fuera alcalde del PP durante más de veinte años, exrepresentantes políticos de la oposición como Ángel Giménez o José Manuel Martínez Andreu que en su día, pese a la mayoría absoluta con la que ejercía el poder, fueron también correosos enemigos políticos, conversaban cordialmente con Pedro Hernández antes de comenzar la sesión. Lejos quedan los tiempos en los que el exalcalde los ignoraba no sólo en el ámbito político, también en el plano de la cortesía personal, retirándoles hasta el saludo. Pero aquello ya es pasado. O eso entendió Hernández, que se mostraba amable charlando sobre las cosas del pueblo, como un vecino más, lejos de la dureza y arrogancia «plenipotenciaria» que le han atribuido, volviendo a ser aquel Pedro «el de la Farmacia», conocido por todos y de todos, en palabras de uno de aquellos oponentes políticos de antaño.

La larga marcha de la vida pública de quien gobernara con mano de hierro Torrevieja, incuestionable e incontestable, empezó antes de las elecciones de 2011, cuando designó a Eduardo Dolón como delfín y nuevo candidato del PP a la alcaldía. Tras confirmarse en 2012 la sentencia del TSJCV a tres años de cárcel por amañar como primer edil la contrata millonaria de las basuras a favor de Acciona, dimitió como diputado autonómico. Antes del juicio lo había hecho también como presidente local del PP, que había dirigido según personal criterio durante 27 años.

Con varios frentes judiciales abiertos, en 2013 el Tribunal Supremo ratificó la sentencia, el Gobierno rechazó el indulto, y en julio de 2014 ingresó en la prisión que terminó de cumplir el pasado julio. En régimen abierto en su tramo final.

Camino de los 70 años, Pedro Hernández ni quiere, ni puede, volver a la vida pública. De aquella sentencia también se derivó la imposición de 11 años de inhabilitación para ejercer un cargo público por el delito de prevaricación.

Quienes más le conocen comentan que su vida es de rutinas sencillas, como la de cualquier jubilado reciente. Dedicado a su familia y a cuidar su salud, ocupa tiempo diario al deporte en un céntrico gimnasio del casco urbano y le gusta cuidar también de los cinco perros que mantiene en la finca de seis hectáreas de San Miguel de Salinas, a las que reparte su tiempo aunque todavía le van a traer algún quebradero judicial más. Se le puede encontrar fácilmente paseando por los muchos paseos de la ciudad, con su esposa y sus nietos, o por las calles del centro, donde mantiene su domicilio de siempre. Paseos en los que son muy habituales las paradas con vecinos que lo saludan más que con respeto, casi con veneración,y a quienes trata con la familiaridad de siempre también. Decenas de personas (tal vez no sería exagerado hablar de cientos) le deben directa o indirectamente su trabajo en el Ayuntamiento o en empresas concesionarias del municipio, el Hospital de Torrevieja o el hospital privado, entre otras...

Es esta la dimensión más pública de que quien ejerciera un poder total sobre los destinos de la ciudad durante más de dos décadas. Todo el mundo lo conoce, pase por el mercado de abastos o por el Juzgado. Y él sigue reconociendo a todos. Muchos con cariño y respeto. Otros, los que mantienen todavía intereses políticos y han de mantener su imagen pública alejada de asuntos judiciales, parecen haberle dado la espalda. Y los hay también que, como sería el caso del actual alcalde y principal hostigador de Hernández Mateo desde la oposición, no han cambiado su opinión sobre el exalcalde.

Sin ruido ni estridencias Pedro Hernández sigue arrastrando un carro de seguidores, incondicionales y fieles, para los que no ha habido ni habrá más alcalde que él. Esta semana en las redes sociales todavía insistían en apoyarle como el mejor alcalde de la historia de la ciudad, aunque no falta tampoco su buen número de «odiadores» o «haters». Siguiendo con el lenguaje de la red, puede que haya dejado de ser «influencer» no sólo en la vida pública de Torrevieja sino incluso dentro de su propio partido. Pero a nadie deja indiferente. Para bien o para mal sigue siendo «Don Pedro».

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