El río Segura a su paso por Orihuela presenta una imagen que llama mucho la atención y no es sólo por su escaso caudal. El color del agua que discurre por el cauce presenta un color oscuro, casi negro. Más que agua parece petróleo. Es una situación que tiene en alerta a los vecinos, que se preguntan qué es lo que está sucediendo. La explicación, según la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS), es sencilla: lo que se ve, más que agua, es el lecho del río, de ahí su tonalidad ennegrecida.

El peculiar aspecto que presenta el río no es algo nuevo, pues se viene repitiendo desde hace varias semanas. Según explicaron ayer fuentes del organismo de cuenca, no se ha producido ningún tipo de vertido y la causa no es medioambiental. Es un efecto más de la extrema sequía que ha dejado el río negro y está provocando que la fértil huerta de la Vega Baja se apague. Según los datos de la CHS, ayer por la tarde el nivel del río Segura alcanzaba en Orihuela tan sólo 35 centímetros. En Rojales, más cerca de la cola del río, ese nivel subía hasta los 54 centímetros, aunque en este punto el cauce es más estrecho. El caudal exacto era de 0,28 metros cúbicos por segundo. Con esta situación, las acequias que beben del río y riegan las fincas agrícolas apenas llevan agua. Desde la Confederación indicaron ayer que ya se está autorizando algún riego puntual con base en las solicitudes que llegan desde las comunidades de regantes. En ese sentido, apuntaron que tratan de atender las más urgentes, pero son muchos los productores que se han quedado en la estacada y ya han perdido toda la cosecha de invierno que, para más inri, es una de las más rentables del año, con la alcachofa y los limones como productos estrella.

Según calcula la Asociación de Jóvenes Agricultores (Asaja) de Alicante, la falta de agua ha provocado ya la pérdida de 1.000 hectáreas de hortalizas. La campaña del limón, fruto del que se produce en la Vega Baja el 40% de todo el territorio nacional, también está gravemente afectada. Los agricultores estiman que el 40% del fruto se ha quedado bajo de calibre y no va a poder comercializarse.

Con este panorama, las perspectivas no mejoran porque, además, en los últimos meses no ha llovido prácticamente nada y el trasvase del Tajo sigue cerrado. Los campesinos de la zona tenían sus esperanzas puestas en que la Confederación abriera los pozos de sequía para poder organizar riegos de urgencia, pero tampoco será posible. El grupo parlamentario del PSOE lanzó una pregunta al gobierno de Mariano Rajoy para saber por qué no se ha puesto en marcha ya este recurso y la respuesta fue que no están preparados por falta de mantenimiento. Los agricultores sólo pueden por ahora cruzar los dedos y que llueva porque de lo contrario ven su futuro tan negro como el río.