Sueña Torrevieja analizó ayer el acusado descenso de la población que sufre la ciudad en los últimos cinco años. Tanto por las cifras de censo oficial del Instituto Nacional de Estadística (INE) como por el padrón municipal -aunque ambas se han equiparado bastante en los últimos ejercicios-. El año ha comenzado con 84.000 mil habitantes empadronados. En la evolución de las cifras de población de los últimos cuatro años se pone de manifiesto que Torrevieja está perdiendo población «a pasos agigantados y a un ritmo preocupante: hemos pasado de 105.000 habitantes en 2013 a 83.500 en 2017 según datos del INE», que son los que se utilizan oficialmente.

El concejal Pablo Samper argumentó que «evidentemente esto conduce a una serie de consecuencias negativas: pérdida del consumo que afecta a nuestro comercio, menores oportunidades de negocio y reducción de la financiación del Estado». Una cuestión, en su opinión, «bastante delicada ya que en función del número de habitantes se financia a los municipios y esta disminución de la población puede comprometer los futuros presupuestos en años venideros». Según la misma fuente el porcentaje de viviendas vacías aumenta, «aumentando al mismo tiempo el riesgo de ocupación de dichas viviendas, un problema desgraciadamente recurrente en Torrevieja».

El portavoz de Sueña Torrevieja cuestionó que «curiosamente, lejos de preocupar este tema al actual gobierno, se está intentando vender como un logro el aumento de la construcción de nuevas viviendas, que desde Sueña Torrevieja no vemos negativo ya que atrae a un sector de población de la Unión Europea que pasa ciertos periodos del año en Torrevieja, pero que paradójicamente va a la inversa de la evolución de nuestra población. Es decir, más casas nuevas cuando cada vez son más las casas vacías». Y se preguntó el edil «¿Cuál es el modelo de ciudad?»

Desde Sueña Torrevieja no solo «queremos poner sobre la mesa este problema, sino también queremos aportar soluciones». En este sentido, proponen una iniciativa parecida a la que han puesto en marcha en algunos municipios: una campaña de empadronamiento en diferentes idiomas, con una cartelería impresa repartida por el municipio y en la que se podría informar de las ventajas de empadronarse en el municipio: en el acceso a servicios públicos (transporte, deporte, bienestar social, cultura), o la posibilidad de descuentos en eventos, prioridad en el acceso a cursos de formación, entre otras ventajas Samper aseguró que «es evidente que no podemos permanecer de brazos cruzados cuando nuestra población está disminuyendo a pasos agigantados, cuando los nacimientos son inferiores a los fallecimientos y la tasa de crecimiento natural es por tanto negativa».

Estadística irreal

La principal causa del descenso de población es la depuración del censo ordenada por el INE al detectar que durante años se sumaban altas de vecinos extranjeros sin después confirmar su baja efectiva en el padrón, con lo que la estadística solo podía incrementarse. El brusco descenso se ha producido en ciudades turísticas, como Orihuela, San Fulgencio o Rojales. Es decir, la pérdida de población en las estadísticas es más producto de una falta de actualización de los municipios, a los que interesaba seguir recibiendo transferencias del Estado que una pérdida real de vecinos, aunque en esas poblaciones es difícil siempre determinar cuál es la población real en los últimos años: primero porque son zonas en las que existe un margen muy importante de residentes "flotantes" condicionada por la gran planta de viviendas turísticas, que pueden residir en el municipio durante casi todo el año. En segundo lugar hay un número indeterminado de residentes extranjeros que regresó a sus paises de origen durante la crisis económica, tendencia que se ha prolongado en el tiempo en el caso de los británicos por el Bréxit. Esa comunidad de extranjeros, que llegó a contar con 13.000 censados es ahora la segunda de residentes internacionales por detrás de la rusa, con cinco mil.