Sólo el titular seguro que a más de uno le habrá removido el estómago y hasta le cueste leer estas líneas. Los insectos siguen siendo un tema tabú en nuestra gastronomía, aunque ayer en Orihuela hubo muchos que dejaron atrás sus prejuicios y se lanzaron a probar la que, por la vista, se veía una deliciosa crema de cacao, que guardaba un ingrediente especial, los grillos. El invento culinario es obra de cuatro estudiantes del Grado en Ciencia y Tecnología de los Alimentos, que ayer participaron en el Auditorio de La Lonja de Orihuela en las V Jornadas de Desarrollo e Innovación de Nuevos Productos Alimentarios, el concurso «New Food».

Iván Pérez, Rubén Zambudio, José Avelino Igual y Antonio Sanchiz, han estado dos meses investigando y haciendo muchas pruebas para llegar al producto final, que ayer se degustó tanto solo como acompañado de frutas. «Los insectos son el alimento del futuro ya que en unos años la carne será tan cara que la mayoría de población no podrá acceder a ella y consumirá insectos, es cuestión de romper los tabúes sociales que tenemos», explicó Sanchiz. Su objetivo era hacer una crema de cacao que no perdiera el sabor a chocolate pero que en su elaboración se apostara por algún ingrediente que rebajara las calorías, las grasas saturadas y los hidratos. Y dándole vueltas al tema dieron con el que cumplía los requisitos: los grillos. Además, conseguían un doble objetivo porque aumentaban las proteínas y la fibra del producto.

Quienes se atrevieron a probar este dulce coincidieron en señalar que tiene un rico sabor a chocolate y dijeron que tendrían muchas dificultades para distinguir el sabor de una crema comercial tradicional de la presentada ayer, elaborada a base de harina de grillos, avellanas, boniatos, cacao y dátiles, que sustituyen al aceite de palma empleado en la mayoría de las cremas de cacao que se venden.

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«Nuestra crema de cacao es más saludable nutricionalmente y nos adelantamos al futuro, ya que la Unión Europea va a tratar este mismo año la comercialización de alimentos elaborados con insectos, como base de la alimentación del futuro, como marca la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación», defendieron los estudiantes, quienes se decantaron por productos de la provincia como los dátiles o los boniatos, además de la harina de grillos, procedente de una granja alicantina dedicada a la cría de estos insectos. «Optamos por los grillos porque eran más fáciles de conseguir que otros insectos y, además, parece que hay más familiaridad con ellos y da menos reparo probarlos que unas cucarachas».

Sin duda, fue la propuesta, de las nueve presentadas al concurso, que más impacto tuvo. Entre los miembros del jurado hubo ciertas reticencias a probar tan delicado bocado, presentado en un bote de cristal, como las cremas de cacao que se venden en los supermercados, pero con la diferencia de que ya su nombre «El grillo» y su logotipo, el insecto con las alas abiertas, no dejaba lugar a dudas de cuál era su ingrediente estrella. Los «valientes» comensales que ayer degustaron la crema pudieron presumir de haber comido sus primeros insectos con la chapa que regalaron los estudiantes, en la que se podía leer «Yo he probado El Grillo, ¿y tú?».

Otros ocho alimentos innovadores no se quedaron atrás en cuanto a creatividad. En esta edición han triunfado los alimentos saludables, con ingredientes locales que puede consumir el mayor número de personas (sin gluten y sin lactosa). Los alumnos tenían el reto de hacer alimentos innovadores, creados en los laboratorios de la EPSO y que consiguieran sorprender por su sabor, además de darles un nombre comercial y utilizar técnicas de márketing. Y lo consiguieron. Fue el caso del paté «La Orza del Segura» a base de quinoa, dátil y membrillo, y que fue uno de los triunfadores. Envasado en una pequeña orza (recipiente de barro) este paté apto para celíacos «tiene un 30 % menos de grasa que el resto y es una gran fuente de fibra», señalaron sus creadoras, Nuria Blain, Miriam Rabasco, Celeste Ruiz y Zaira Portero, que ganaron los 300 euros del premio del jurado y otros 200 por ser el más votado por el público.

También gustaron mucho los snacks de boniato en sus tres variedades, solos, con sal y pimienta y picantes «sin colorantes ni conservantes y con un 15 % menos de grasa que otros chips», explicaron los padres de «Boniafit», María Rubio, José Manuel Gonzálvez, José Luis Pineda y Akari Hirowaki. Por su parte, Suylen, Yaiza, Sandra y Raquel, presentaron un helado de calabaza con dátil, quinoa, caqui y especiado con canela y nuez moscada «apto para celiacos e intolerantes a la lactosa y que puede acompañar las carnes». Luciana, Bianca, Paula y Carmen optaron por otro postre, un flan elaborado a partir de semillas de amaranto y chía, además de leche sin lactosa y cubierto con sirope de granada mollar de Elche que sustituye al caramelo. «Tiene proteínas animales y vegetales y es apto para celíacos».