La sanmiguelera Bienvenida Campillo es una de esas madre coraje que mueve cielo y tierra por sus hijos. Una de sus hijas, Koria Badbad Hafed, hace 7 años que fue retenida en los campamentos saharauis de Tinduf (Argelia) contra su voluntad, por su familia biológica y nunca más ha vuelto a saber de ella. Aunque no es su hija de sangre, para Bienvenida es como si lo fuera y por ella está dispuesta a llegar hasta donde sea para conseguir la liberación de la joven. Su madre adoptiva, y su padre adoptivo, José Vicente Mañogil, viven desde entonces angustiados, con el dolor que cualquier familia puede tener de no saber nada de su familiar. Los padres de acogida de Koria han estado en la INU, se han concentrado frente al Ministerio de Asuntos Exteriores y se han reunido con el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, en su incansable lucha para que Koria pueda regresar a San Miguel de Salinas, la localidad que consideraba su hogar.

La última de las visitas que ha recibido esta familia sanmiguelera es la del delegado del Consell para la Unión Europea y Relaciones Externas de la Presidencia de la Generalitat Valenciana, Joan Calabuig, con quien Bienvenida Campillo ha mantenido una reunión. Calabuig se ha desplazado hasta San Miguel de Salinas para informarse personalmente sobre algunos detalles concretos de este caso y de los otros que se han hecho públicos de mujeres retenidas contra su voluntad por sus familias biológicas, entre ellas otras dos españolas, así como para conocer la situación de vulnerabilidad que genera estas retenciones.

Tras más de una hora de conversación entre ambos, el delegado del Consell le transmitió a la familia de acogida su solidaridad y el compromiso del gobierno valenciano de continuar los esfuerzos y su mediación ante el Frente Polisario en favor de la liberación y el pleno respeto a los Derechos Humanos tanto de la propia Koria como la de Maloma Morales de Matos, Hyeiba El Couri Mumu, Nadjiba Mohamed Belkacem y Darya Embarek Selma, que llevan entre 2 y 4 años privadas de libertad y con sus derechos conculcados en los campamentos saharauis de Tinduf.

Por su parte, Bienvenida Campillo insistió ante el responsable en el Consell en que Koria se encontraba bajo la tutela legal de la Consellería de Bienestar Social de la Generalitat cuando, en diciembre de 2010, a tres meses de cumplir la mayoría de edad, viajó a tierras argelinas tras 10 años y medio sin poder hacerlo por una grave afección cardíaca, ilusionada por visitar a sus padres, nómadas beduinos residentes en los territorios del Sahara Occidental bajo control del Frente Polisario. Tras una semana de visita a la familia biológica, acompañada por su madre y hermano españoles, el 4 de enero de 2011, a pocas horas de salir al aeropuerto para regresar, la madre biológica de Koria la envió a la tienda y en el camino, su padre y varias tías paternas la introdujeron por la fuerza en el coche y desapareció sin dejar rastro. Al día siguiente, ya en España, su familia de acogida escuchó un mensaje de voz de Koria diciendo «ayúdame, mi padre me ha secuestrado, ayúdame a salir de aquí, no sé cuánto aguantaré? Y no paréis hasta conseguirlo, no dejéis de luchar por mí».

Los padres de acogida de Koria se reunieron en mayo con el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, para trasladarle los detalles de su caso. Puig confirmó que cuando fue acogida la joven era menor y estaba bajo la tutela de la Generalitat, por lo que, señaló, era española y criticó que «en su día la Conselleria hizo dejación de funciones por lo que estudiaremos las acciones a emprender». Aunque no se ha vuelto a saber nada de tales acciones, tal y como criticó la familia, que ahora agradece la visita de un alto cargo del Consell.

Han pasado siete años desde su secuestro y Koria continúa privada de libertad y confinada en la región de Mijek, a miles de kilómetros de los campamentos. Los padres de acogida no se han podido volver a comunicar con ella y, pese a haber viajado a los campamentos para insistir al Frente Polisario para que le entreguen su medicación y les llevaran a verla, todos los intentos de lograr algún tipo de mediación o actuación de las autoridades saharauis han sido infructuosos.