Los custodios de la Cruz de los Caídos de Callosa de Segura han habilitado un pequeño «pesebre» para resguardarse del frío y protegerse de la lluvia. Hace unos días instalaron una especie de refugio sujetado por cañas, cuerdas y plásticos y ahora ha sido sustituído por una carpa. El Ayuntamiento no ha tardado en enviar a la Policía Local para redactar informes sobre lo que estaba sucediendo en la Plaza de España, donde está ubicada la arciprestal de San Martín, que es un Bien de Interés Cultural. Los defensores del monumento aseguran que han pedido permiso a la parroquia al considerar que es la dueña del terreno, pero desde el Consistorio defienden que se trata de un espacio público y que no se puede levantar esa estructura.

Según explicaron ayer desde el gobierno tripartito (PSOE, IU y Somos), las actas redactadas por los agentes municipales serán entregadas a los responsables de la Plataforma Ciudadana en Defensa de la Cruz. Quieren convencerles de que esa carpa no puede estar allí emplazada y recomendarles que la desmonten. Aseguran que la administración local tiene potestad para sancionar ese tipo de comportamientos pero es algo que descartan, al menos por el momento.

Lo cierto es que ya ha pasado casi un año desde que un grupo de callosinos decidió hacer guardias junto a la Cruz para evitar que el equipo de gobierno la traslade para hacer cumplir, según dicen, la Ley de Memoria Histórica. La actividad se desarrolla de forma pacífica y está respaldada por autorizaciones de la Subdelegación de Gobierno. Desde el 20 de diciembre de 2016 los custodios tienen permiso para concentrarse en la Plaza de España por la mañana y por la tarde. Y así lo hacen. Se van turnando y siempre hay alguien junto al monolito. De hecho, y según se refleja en uno de los partes de la Policía Local, en alguna ocasión hasta se ha montado una mesa para celebrar el santo de una de las mujeres que custodian la cruz con una merienda.

Desde la Plataforma consideran que las visitas que reciben de la Policía Local son la forma del Ayuntamiento de intentar «amedrentarlos» para que no sigan al pie del monolito. Mientras ya han aguantado un año de calor y frío, aseguran que seguirán allí concentrados hasta que se garantice que la Cruz seguirá donde se dispuso hace 70 años.