El voto de la oposición no es el de Fraga, Carrillo o Girón. Abstención, abstención es el voto de la oposición...». Han pasado 39 años desde que todos los que estaban a la izquierda del Partido Comunista de España (PCE) cambiaron la letra de la popular canción... «la del vino que tiene Asunción», para hacer campaña por la abstención en el referéndum que aprobó la Constitución.

En aquellos momentos de un cambio que comenzó a darle la vuelta a este país como a un calcetín se oponían a la llamada Carta Magna quienes no querían, entre otras cosas, al Rey Juan Carlos I, al que consideraban que daba continuidad a la dictadura franquista.

Con la perspectiva que da el paso de los años han quedado claras dos cosas: En primer lugar, que en aquel mes de diciembre de 1978 no había otros mimbres para comenzar una nueva andadura. Tocaba olvidar, aunque no hasta este punto. En segundo, la Constitución se debe poner al día para quitarle de encima la roña acumulada.

No soy optimista sobre el tema de abrir ventanas para airear la Constitución. Más bien pesimista hasta el punto de inclinarme a que la dejen como está, no vaya ocurrir que los partidos mayoritarios pacten entre ellos recortarla para despojar de derechos al personal.

Ya lo hicieron en el 2011 casi con nocturnidad y alevosía, PP y PSOE, para facilitar el pago de la deuda de los bancos y recortar el gasto público, el del interés general, y lo tendrán que hacer otra vez para dar continuidad a la monarquía. Vivimos tiempos de regresión.

En todas estas circunstancias y en las actuales pensaba el miércoles último mientras llegaba a la Plaza de la Constitución. Estuve allí, como todos los años, en el acto conmemorativo de aquel 6 de diciembre, donde como ya es tradicional la Unión Musical Torrevejense interpretó los Himnos bajo la batuta de su nuevo y joven director Carlos Ramón Pérez que da el relevo a Jaime Belda, quien ha dirigido con buen criterio y calidad la agrupación durante 19 años. Francisco Moreno cantó los himnos de Torrevieja y Valencia. El de España, no tiene letra.

Aplausos y un tímido «¡¡Viva España, Viva el Rey!!» cerraron la ceremonia, después de que el alcalde, José Manuel Dolón, deseara a los presentes un buen día. En ese momento me sonó el móvil con el tono del himno de un país que una vez tuvo una oportunidad histórica y lo pasaron por las armas.

La llamada me volvió a recordar que me abstuve, no voté la Constitución.

No me gustó que el acto conmemorativo tuviera dos escenarios: el celebrado en el salón de plenos del Ayuntamiento, donde se entregaron las banderas a los centros de enseñanza y la Alcaldía pronunció el discurso constitucional. Lo leí después y le salió redondo. Todo, a mi criterio, debería celebrarse en la plaza, que es un punto de encuentro.

El otro punto de encuentro del día, este multitudinario, fue el del concurso de paellas de las fiestas patronales donde se desbordó la alegría y la convivencia. Viendo el ambiente reinante, incluso entre los mas jóvenes, parte de ellos «tocaos». Eché de menos no tener veinte años para derrocharlos en un fiestón de este tipo.